Campaña pide dejar de comprar en McDonald’s desde hoy
Una nueva campaña de boicot liderada por la Unión Popular de Estados Unidos, bajo la dirección de John Schwarz, ha puesto a McDonald’s en el centro de un “apagón económico” que comienza este martes y se extenderá hasta el próximo lunes. La iniciativa busca presionar a la cadena de comida rápida para que adopte medidas como impuestos justos, el fin de la especulación de precios y mayor responsabilidad corporativa.
Demandas de la campaña
En una publicación en Instagram, Schwarz llamó a la acción con un mensaje claro: “Esta es una muestra de fuerza, solidaridad y cambio impulsado por la gente”. La Unión Popular exige que McDonald’s aborde problemas como la desigualdad y la especulación de precios, que han generado críticas entre los consumidores. La organización, que se describe como un movimiento de base contra la corrupción corporativa, busca unir a los estadounidenses en torno a estas demandas.
La campaña llega en un momento complicado para McDonald’s, que enfrenta dos trimestres consecutivos de caídas en las ventas. Los clientes de ingresos bajos y medios han reducido sus gastos debido a la incertidumbre económica, lo que ha amplificado las críticas por el aumento de precios, con un incremento promedio del 40% en los menús desde 2019.
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Respuesta de McDonald’s
McDonald’s respondió a las acusaciones en un comunicado, afirmando que las afirmaciones de la campaña son “engañosas” y no reflejan los valores de la empresa. La cadena destacó su compromiso con la inclusión, su generación de empleos para 800,000 trabajadores y su contribución de miles de millones en impuestos federales, estatales y locales. “Estamos decepcionados de ver estas afirmaciones que distorsionan nuestras acciones”, señaló la compañía, defendiendo su papel en las comunidades.
Contexto de los boicots
Los boicots contra grandes corporaciones no son nuevos, pero su éxito es limitado. La Unión Popular ya ha dirigido campañas similares contra Walmart, Target y Amazon, con resultados mixtos. Por ejemplo, el boicot contra Amazon en marzo no afectó significativamente sus ganancias, mientras que una acción de 40 días contra Target, liderada por el pastor Jamal Bryant, contribuyó a una caída en sus ventas tras la eliminación de programas de diversidad, igualdad e inclusión (DEI).
McDonald’s también ha enfrentado críticas por su decisión de abandonar objetivos específicos de diversidad en enero, renombrando su equipo de diversidad como Equipo de Inclusión Global. Este cambio refleja una tendencia más amplia entre empresas como Walmart, Ford y Harley-Davidson, que han reducido sus iniciativas DEI tras la reelección del presidente Donald Trump, quien se opone a estas políticas, y un fallo de la Corte Suprema contra la acción afirmativa.
Desafíos para el boicot
Organizar un boicot efectivo es un reto considerable. Expertos en estrategia corporativa consideran que la campaña contra McDonald’s, descrita como descoordinada, tiene pocas probabilidades de impactar significativamente las ganancias de la empresa. La vasta escala de McDonald’s y su base de clientes global dificultan que un movimiento de este tipo genere un cambio económico notable.
A pesar de ello, la presión pública y las críticas en línea han obligado a las corporaciones a reconsiderar sus estrategias. La percepción de valor de McDonald’s ha disminuido entre los consumidores, especialmente aquellos sensibles a los precios, lo que podría amplificar el impacto de la narrativa del boicot, incluso si no se traduce en una caída inmediata en las ventas.
Reacciones y perspectivas
La campaña de Schwarz ha generado debate en redes sociales, donde algunos usuarios apoyan el boicot mientras otros cuestionan su viabilidad. La Unión Popular continúa promoviendo su mensaje de resistencia económica, pero su capacidad para movilizar a un número significativo de consumidores sigue siendo incierta. Mientras tanto, McDonald’s enfrenta el desafío de mantener su imagen pública en un contexto de crecientes tensiones económicas y culturales.