Colombia y China firman ‘Ruta de la Seda’: ¿De qué trata y por qué pone en aprietos a EE.UU.?
En una decisión que marca un giro en la política exterior colombiana, el Gobierno de Gustavo Petro firmó con China su adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, conocida como la Nueva Ruta de la Seda. El acuerdo, firmado durante el IV Foro Ministerial China-CELAC en Beijing, fue anunciado como una “plataforma flexible de cooperación” que busca atraer inversiones y desarrollar proyectos estratégicos en Colombia, pero que también ha generado preocupación en Estados Unidos.
Petro asegura relación “de igual a igual” con China
El presidente colombiano calificó el acuerdo como el más relevante de las últimas dos décadas en materia de relaciones exteriores. “No llegamos a firmar memorandos vacíos ni a tomarnos fotos. Llegamos a construir acuerdos reales con una potencia económica”, dijo Gustavo Petro. Enfatizó que la relación con China será “de igual a igual” y que exigirá equilibrio comercial, ya que actualmente Colombia mantiene un fuerte déficit con el gigante asiático.
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Solo en 2024, Colombia importó productos chinos por más de USD 15.900 millones, mientras que sus exportaciones a ese país no superaron los USD 2.300 millones, según cifras de la Dian. Petro señaló que buscará reducir esa brecha mediante inversiones chinas en sectores clave colombianos.
Transición energética, tecnología y salud: las prioridades del acuerdo
Entre los ejes centrales del plan de cooperación firmado con el presidente Xi Jinping están proyectos de transición energética, movilidad sostenible, reindustrialización del sistema de salud, desarrollo de inteligencia artificial, telecomunicaciones y seguridad alimentaria. Estos temas, según el mandatario, están alineados con la estrategia de reindustrialización que impulsa su gobierno.
Petro también destacó la oportunidad de contar con financiamiento para obras de infraestructura, al estilo del modelo chino en otros países de América Latina, donde Beijing ha invertido en carreteras, ferrocarriles, puertos y energía.
Reacciones divididas en Colombia y advertencias desde EE.UU.
Mientras el Gobierno celebra lo que considera una diversificación de sus alianzas económicas, sectores empresariales, políticos de oposición y expertos en geopolítica han manifestado su preocupación. El temor principal es que este acercamiento con China pueda tensar las relaciones con Estados Unidos, el principal socio comercial de Colombia, que compra más del 30% de las exportaciones del país.
Marco Rubio, senador republicano en EE.UU., criticó públicamente el ingreso de Colombia a la Ruta de la Seda, calificándola como una “trampa de endeudamiento diplomático” que ya ha dejado efectos negativos en otros países. “China no da nada gratis. Esto le saldrá caro a Colombia y a toda América Latina”, advirtió.
Analistas piden cautela ante riesgos de dependencia
Analistas económicos han alertado sobre el modelo de inversión china, que en otras regiones ha derivado en endeudamientos excesivos y pérdida de soberanía en sectores estratégicos. “Hay que entender que las condiciones de los préstamos chinos no son las mismas que las de organismos multilaterales. Pueden parecer flexibles al principio, pero con el tiempo comprometen recursos clave del país”, indicó el economista Mauricio Reina, de Fedesarrollo.
Por su parte, Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), señaló que Colombia debe priorizar el equilibrio en su balanza comercial. “No podemos reemplazar a Estados Unidos por China. Ambos son importantes, pero hay que negociar con inteligencia. No todo lo que brilla es oro”, afirmó.
Washington observa de cerca el avance chino en América Latina
Colombia no es el primer país de la región en adherirse a la Ruta de la Seda. Argentina, Chile, Perú y Ecuador también han firmado acuerdos similares con China en los últimos años. Sin embargo, la entrada de Colombia, tradicional aliado de Washington y receptor de cooperación militar y antinarcóticos, representa una señal preocupante para la Casa Blanca.
La administración de Joe Biden aún no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el acuerdo, pero fuentes del Departamento de Estado han expresado que esperan “claridad sobre los términos del pacto y sus implicaciones para la seguridad y estabilidad regional”.
Colombia busca mantener el equilibrio
El canciller colombiano Luis Gilberto Murillo aclaró que la firma del plan de cooperación no es un tratado vinculante y no implica compromisos automáticos. “No hay letra pequeña. Cada proyecto será evaluado individualmente, priorizando siempre el beneficio de la población colombiana”, dijo el ministro, quien también descartó que la medida implique un distanciamiento con EE.UU.
Desde Beijing, Petro reiteró que su intención no es elegir entre Washington y Pekín, sino ampliar las oportunidades para el desarrollo del país. “No vamos a romper con nadie, pero tampoco vamos a renunciar a abrirle puertas al futuro”.