Las conversaciones con Irán sobre su programa nuclear marcaron un hito el sábado 12 de abril de 2025, según la Casa Blanca, que describió las negociaciones en Mascate, Omán, como “positivas y constructivas”. En un comunicado oficial, la administración estadounidense destacó que estas discusiones representan un “paso adelante” para alcanzar un acuerdo que beneficie a ambas partes, en medio de tensiones históricas entre Washington y Teherán. Las reuniones, mediadas por el gobierno omaní, involucraron al enviado especial de EE.UU. para Oriente Medio, Steven Witkoff, y al ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchi, quienes acordaron reunirse nuevamente el 19 de abril.
El diálogo se centró en el controvertido programa nuclear iraní, que ha generado preocupación internacional desde que Irán comenzó a enriquecer uranio a niveles cercanos al grado militar. Según el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Irán posee 274 kilos de uranio enriquecido al 60%, una cantidad significativamente superior a lo permitido en el extinto Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) de 2015, del que EE.UU. se retiró en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump. La Casa Blanca señaló que el enviado Witkoff reiteró la intención de resolver las diferencias mediante la diplomacia, siguiendo instrucciones directas del presidente.
Conversaciones con Irán: Un formato indirecto en Omán
A pesar de las expectativas de un diálogo cara a cara, las negociaciones se llevaron a cabo de manera indirecta, con ambas delegaciones en salas separadas, intercambiando cuatro mensajes a través del ministro de Exteriores omaní, Badr bin Hamad al Busaidi. La Cancillería iraní describió el ambiente como “constructivo y basado en el respeto mutuo”, mientras Araqchi afirmó que las partes están “muy cerca” de establecer una base para futuras negociaciones. Sin embargo, persisten diferencias: EE.UU. busca incluir en la agenda los misiles balísticos de Irán y su apoyo a grupos como los hutíes en Yemen y Hezbolá en Líbano, mientras que Irán insiste en limitar el diálogo al ámbito nuclear.
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La Oficina del Presidente expresó agradecimiento al Sultanato de Omán por facilitar las conversaciones, que duraron unas dos horas y media. Este esfuerzo diplomático llega en un momento crítico, tras advertencias de Washington sobre posibles acciones militares si no se logra un acuerdo, y amenazas iraníes de suspender toda cooperación con el OIEA. La Casa Blanca enfatizó que los temas tratados son “muy complejos”, pero la interacción de Witkoff marcó un avance significativo hacia un resultado que ambas naciones podrían aceptar.
Reacciones y Expectativas
El anuncio del progreso en las conversaciones con Irán ha generado reacciones mixtas. En Israel, un aliado clave de EE.UU., el primer ministro Benjamín Netanyahu ha expresado escepticismo, reiterando que su prioridad es garantizar que Irán no desarrolle armas nucleares. Durante una reciente reunión con Trump en la Casa Blanca, Netanyahu afirmó que, aunque prefiere la vía diplomática, “todas las opciones están sobre la mesa”. Por su parte, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. ha mantenido un tono cauteloso, destacando que el objetivo es evitar una escalada en Oriente Medio que podría desestabilizar la región.
En Irán, el presidente Massoud Pezeshkian ha abogado por un enfoque negociador, mientras el líder supremo, Alí Jamenei, sigue supervisando de cerca las decisiones. La economía iraní, golpeada por sanciones internacionales, podría beneficiarse de un alivio si las negociaciones avanzan, pero la desconfianza mutua sigue siendo un obstáculo. En Europa, la Unión Europea, que ha mediado en el pasado a través del Servicio Europeo de Acción Exterior, ha instado a ambas partes a mantener el impulso diplomático, aunque no participó directamente en las charlas de Omán.
A medida que se acerca la próxima ronda de negociaciones, la comunidad internacional observa con atención. Eventos globales, como las discusiones sobre el comercio internacional en el marco del G7 o las tensiones en Gaza, podrían influir en el tono de las futuras reuniones. Por ahora, las conversaciones con Irán representan una oportunidad para reducir tensiones, pero el camino hacia un acuerdo duradero aún está lleno de desafíos. Las decisiones tomadas en los próximos días podrían definir el rumbo de las relaciones entre Washington y Teherán en un momento crucial para la estabilidad global.