La decisión del presidente Donald Trump de duplicar los aranceles al acero importado ha generado una fuerte advertencia por parte de los fabricantes de latas en Estados Unidos. Según el Instituto de Fabricantes de Latas (CMI, por sus siglas en inglés), este aumento afectará directamente el precio de los alimentos enlatados y podría tener un impacto considerable en el costo de vida de millones de consumidores, especialmente en las comunidades latinas que dependen de productos accesibles para su alimentación diaria.
La medida de Trump consiste en duplicar del 25 % al 50 % los aranceles al acero importado, una acción que se inscribe dentro de una política más amplia orientada a impulsar la producción nacional en el llamado Rust Belt o cinturón industrial estadounidense. No obstante, expertos de la industria alimentaria advierten que esta decisión podría provocar el efecto contrario: aumentar los precios de alimentos básicos y beneficiar indirectamente a productores extranjeros, incluidos los de China.
Aranceles al acero y su impacto en los alimentos enlatados
La palabra clave en este conflicto es simple: acero. Y más concretamente, acero de lámina de estaño, un material esencial para la producción de latas que se utilizan para conservar productos como atún, sopas, frijoles, tomates, vegetales y frutas.
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Robert Budway, presidente del Instituto de Fabricantes de Latas, explicó en un comunicado que los fabricantes estadounidenses dependen de las importaciones para abastecerse de acero especializado. “El 80 % del acero de lámina de estaño que usamos proviene del extranjero, ya que la producción nacional ha disminuido drásticamente en la última década”, sostuvo Budway.
Foto: Michael Reynolds | EFE
Con los nuevos aranceles al acero, los fabricantes de latas temen no solo un incremento inmediato en los costos de producción, sino también una pérdida de competitividad frente a los alimentos importados. “Esto no solo perjudica a las empresas nacionales, también a los agricultores que proveen los ingredientes y a las familias que compran estos productos a diario”, señaló Budway.
¿Por qué aumentarán los precios de alimentos tras los aranceles al acero?
La preocupación central es clara: si aumenta el costo de producción, inevitablemente aumentarán los precios de alimentos tras los aranceles al acero. Las empresas deberán trasladar esos costos a los consumidores, especialmente en una cadena de suministro que ya ha experimentado tensiones por la inflación, la pandemia y los conflictos internacionales.

Una mujer observa las verduras y frutas con sus precios. EFE/Luis Tejido
Una de las compañías más emblemáticas afectadas es Campbell’s, conocida por sus sopas y alimentos enlatados. Su directora financiera, Carrie Anderson, indicó que están explorando todas las estrategias posibles para evitar un impacto directo al consumidor. Sin embargo, no descartó medidas drásticas. “Aplicaremos aumentos de precios si es absolutamente necesario”, declaró en una conferencia con inversionistas.
Esta situación plantea un dilema: ¿cómo balancear una política de reindustrialización con la necesidad de mantener precios accesibles para los productos esenciales?
La comunidad latina y la seguridad alimentaria bajo amenaza
La comunidad latina en Estados Unidos podría ser una de las más afectadas si aumentan los precios de alimentos tras los aranceles al acero. Los alimentos enlatados son una fuente clave de nutrición para muchas familias trabajadoras latinas, tanto por su precio accesible como por su duración y facilidad de preparación.
Además, organizaciones defensoras de los consumidores han advertido que los aranceles al acero podrían agravar la inseguridad alimentaria en sectores vulnerables del país. “Este no es un tema industrial solamente, es una cuestión de justicia social y acceso equitativo a los alimentos”, comentó Elena Rivas, portavoz de Food Chain Workers Alliance.
El Instituto de Fabricantes de Latas también ha solicitado al gobierno federal un “alivio arancelario específico” que excluya de estos aranceles al acero importado desde países aliados como Canadá, Corea del Sur o Alemania. Aseguran que esta excepción permitiría proteger la industria nacional de latas sin sacrificar el acceso a alimentos asequibles.
Contexto político de los aranceles al acero
Este incremento en los aranceles al acero se produce en un momento clave del ciclo electoral. Donald Trump, que busca regresar a la Casa Blanca en las elecciones de 2024, ha intensificado su retórica proteccionista, argumentando que los aranceles ayudarán a recuperar empleos en la industria del acero y manufactura en estados estratégicos como Pensilvania, Ohio y Michigan.
Sin embargo, los economistas han sido escépticos sobre el impacto real de estas políticas en la generación de empleos sostenibles. De hecho, un estudio del Peterson Institute for International Economics señaló que los aranceles impuestos por Trump entre 2018 y 2020 costaron más empleos de los que crearon, debido al encarecimiento de insumos para otras industrias.

Fotografía de archivo de vagones que transportan acero, producto que enfrentará aranceles del 50 % en EE.UU., por orden del presidente Donald Trump. EFE/Christopher Neundorf
En este escenario, las empresas de alimentos, los agricultores y las organizaciones comunitarias se encuentran atrapados entre dos fuegos: una estrategia política centrada en la producción nacional y las consecuencias económicas de esa misma estrategia en el costo de vida.
Posibles efectos si aumentan los precios de alimentos tras los aranceles al acero
Si efectivamente aumentan los precios de alimentos tras los aranceles al acero, las repercusiones podrían sentirse más allá del supermercado. También impactarían los programas de asistencia alimentaria como SNAP (antes cupones de alimentos), que compran productos enlatados en grandes cantidades para repartir entre las familias de bajos ingresos.
De igual manera, las escuelas públicas, comedores comunitarios y bancos de alimentos podrían verse obligados a reducir sus adquisiciones o cambiar su menú a opciones menos nutritivas, afectando la calidad alimentaria de niños, adultos mayores y personas con discapacidades.