Millones de estadounidenses están preocupados por el futuro del Seguro Social, un pilar fundamental para la seguridad financiera de los jubilados y personas con discapacidades. Un informe reciente de los fideicomisarios del la Administración del Seguro Social y Medicare ha encendido las alarmas al revelar que los fondos fiduciarios de ambos programas podrían agotarse antes de lo previsto.
Si no se toman medidas, los beneficiarios podrían enfrentar recortes automáticos del 23% en los cheques del Seguro Social y del 11% en las prestaciones hospitalarias de Medicare a partir de 2033 y 2034, respectivamente. ¿Qué está detrás de esta situación y qué significa para los 70 millones de personas que dependen de estos programas? Aquí te lo contamos.
¿Por qué está en riesgo?
El Seguro Social enfrenta un desafío financiero que se ha agravado con el tiempo. Según el informe de los fideicomisarios, publicado el 18 de junio de 2025, el fondo fiduciario del Seguro Social para beneficios de vejez y sobrevivientes (OASI) se agotará en 2033, mientras que, si se combinan con el fondo de seguro por discapacidad (DI), la fecha se extiende a 2034. Esto representa un año antes de lo proyectado en 2024, cuando se estimaba que los fondos durarían hasta 2035. Una vez agotados, los ingresos por impuestos sobre la nómina solo cubrirán el 81% de los beneficios prometidos, lo que resultará en una reducción significativa para los beneficiarios.
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El principal factor detrás de esta crisis es el envejecimiento de la población. Con la generación de los baby boomers retirándose, hay más personas recibiendo beneficios y menos trabajadores contribuyendo al sistema a través de impuestos sobre la nómina. En 2023, había solo 2.7 trabajadores por cada beneficiario, una proporción que se espera disminuya a 2.1 para finales de siglo. Además, los costos del programa han superado los ingresos desde 2010, y el déficit en 2024 alcanzó los $67 mil millones, según la Administración del Seguro Social.
Cambios recientes
Otro elemento que ha acelerado el agotamiento de los fondos es la Ley de Equidad del Seguro Social, promulgada en enero de 2025. Esta legislación aumentó los beneficios para aproximadamente 2.8 millones de trabajadores, principalmente empleados públicos como maestros y policías, que anteriormente enfrentaban reducciones debido a pensiones no cubiertas por el Seguro Social. Aunque la ley buscaba corregir desigualdades, los fideicomisarios estiman que ha adelantado la fecha de insolvencia del fondo por al menos seis meses.

A esto se suma el impacto de los recortes implementados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) a principios de 2025. Estas medidas redujeron el personal de la Administración del Seguro Social, lo que llevó a un aumento del 17% en las solicitudes de beneficios anticipados, ya que muchos trabajadores federales optaron por jubilarse temprano ante la incertidumbre. Este incremento en las inscripciones ha puesto una presión adicional sobre el fondo, que ya estaba en una situación delicada.
¿Qué se puede hacer?
Los fideicomisarios del Seguro Social han urgido al Congreso a actuar con rapidez para evitar los recortes automáticos. “Implementar cambios cuanto antes permitirá considerar una gama más amplia de soluciones y dará a los beneficiarios tiempo para prepararse”, afirmó Frank Bisignano, comisionado de la Administración del Seguro Social, en un comunicado emitido el 18 de junio de 2025. Entre las posibles soluciones se encuentran aumentar los impuestos sobre la nómina, eliminar el tope de ingresos sujetos a impuestos (actualmente $176,100 en 2025), ajustar los beneficios o combinar estas medidas.
Sin embargo, cualquier reforma enfrenta obstáculos políticos. El presidente Donald Trump ha prometido no recortar los beneficios del Seguro Social ni de Medicare, una postura que comparte con varios legisladores republicanos. Por su parte, organizaciones como AARP han enfatizado la importancia de proteger el programa. “El Congreso debe actuar para fortalecer el Seguro Social que los estadounidenses han ganado a lo largo de sus vidas laborales”, declaró Myechia Minter-Jordan, directora ejecutiva de AARP, tras la publicación del informe.
Mientras tanto, los beneficiarios observan con preocupación. Con un promedio de $1,976 por cheque mensual en 2025, un recorte del 23% reduciría los pagos a unos $1,600, un golpe significativo para quienes dependen de estos ingresos para cubrir necesidades básicas. A medida que se acerca la fecha límite de 2034, la presión aumenta para encontrar una solución que garantice la estabilidad del Seguro Social para las generaciones actuales y futuras.