En una muestra de cooperación sanitaria regional, el gobierno de Estados Unidos ha destinado 21 millones de dólares para la construcción de una planta de producción de moscas estériles en el estado mexicano de Chiapas. Esta inversión tiene como objetivo principal contener la expansión del gusano barrenador del ganado, una plaga peligrosa para la salud animal y humana que ha encendido las alarmas en ambos países.
El gusano barrenador, nombre común de la larva de la mosca Cochliomyia hominivorax, causa miasis —una infección parasitaria grave— al invadir los tejidos vivos de mamíferos de sangre caliente, incluidos los humanos. Aunque esta plaga fue erradicada del territorio continental estadounidense en 1982, recientes brotes registrados en el sur de México, especialmente en Chiapas y Campeche, amenazan con reactivar la propagación de la enfermedad en la región.
La inversión estadounidense fue confirmada tras una conversación entre Julio Berdegué Sacristán, secretario de Agricultura de México, y Brooke Rollins, su homóloga en el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Esta decisión se enmarca en el fortalecimiento de la colaboración binacional en temas de sanidad agropecuaria y se produce luego de que EE.UU. suspendiera temporalmente las importaciones de ganado bovino mexicano en pie debido al riesgo sanitario.
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EL GUSANO BARRENADOR Y SU IMPACTO EN LA SALUD PÚBLICA Y ANIMAL
El gusano barrenador es una larva parasitaria con una alta capacidad de reproducción y daño. Las hembras de Cochliomyia hominivorax depositan sus huevos en heridas abiertas o mucosas de animales vivos, y al eclosionar, las larvas comienzan a devorar el tejido del hospedador. Si no se detecta y trata a tiempo, la infestación puede generar necrosis, infecciones bacterianas secundarias y, en casos extremos, la muerte del animal o del ser humano afectado.
El brote más reciente registrado en México ha provocado seis casos humanos confirmados hasta ahora, todos en el sur del país: cinco en Chiapas y uno en Campeche. La Secretaría de Salud mexicana emitió una alerta epidemiológica nacional para advertir a la población y al personal médico sobre la sintomatología de la miasis y las zonas de riesgo.
Además de los efectos sanitarios, la plaga representa un serio peligro económico. Las infestaciones en ganado reducen la productividad del sector pecuario, generan pérdidas millonarias en el comercio binacional y aumentan los costos de los tratamientos veterinarios.
NUEVA PLANTA EN CHIAPAS: CLAVE PARA CONTROLAR EL GUSANO BARRENADOR
La planta que será financiada por Estados Unidos se construirá en Chiapas y tendrá como propósito principal la producción de moscas estériles, una técnica biológica de control que ha sido eficaz en la erradicación del gusano barrenador en el pasado. Este método consiste en criar y esterilizar machos de la especie mediante radiación, para luego liberarlos en áreas infestadas. Al aparearse con hembras silvestres, impiden la reproducción del parásito, interrumpiendo así su ciclo de vida.
Actualmente, existe una planta binacional en Pacora, Panamá, que produce semanalmente alrededor de 100 millones de estos insectos estériles. Sin embargo, con los nuevos brotes en el sur de México, esa capacidad ha resultado insuficiente. La instalación en Chiapas permitirá incrementar la producción entre 60 y 100 millones de moscas adicionales por semana, acelerando el proceso de contención de la plaga.
La elección de Chiapas como sede de esta planta no es casual. Se trata del epicentro actual del brote, lo que facilita la logística para la liberación regional de los insectos estériles y mejora los tiempos de respuesta ante nuevas detecciones.
LA RESPUESTA BINACIONAL FRENTE AL GUSANO BARRENADOR
La cooperación entre ambos países no se limita a la inversión. La estrategia incluye también medidas de vigilancia epidemiológica, protocolos sanitarios en la movilización de ganado y capacitación técnica para el personal veterinario. Desde la detección del primer caso humano en abril de 2025, las autoridades mexicanas implementaron una política de regionalización, con el objetivo de contener el brote en el sur del país y evitar su propagación al norte, donde se concentran los principales centros ganaderos.
De acuerdo con el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), desde mediados de abril la presencia del gusano barrenador ha disminuido un 51,8%, gracias a las acciones implementadas. Una misión técnica del USDA visitará México en las próximas semanas para verificar si las condiciones sanitarias permiten levantar la restricción comercial impuesta por Washington el pasado 11 de mayo.
Cabe destacar que esta no es la primera vez que Estados Unidos toma una medida de este tipo. Entre noviembre de 2024 y febrero de 2025, se impuso una suspensión similar, que fue levantada luego de que México adoptara medidas sanitarias estrictas para asegurar la sanidad del ganado exportado.
El secretario de Salud, David Kersenobich, habla durante una rueda de prensa con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, este martes, en Palacio Nacional de la Ciudad de México (México). EFE/ Sáshenka Gutiérrez
ESTADOS AFECTADOS Y PERSPECTIVAS FUTURAS ANTE EL GUSANO BARRENADOR
Chiapas y Campeche son, por el momento, los estados más afectados por el gusano barrenador. No obstante, las autoridades no descartan que puedan aparecer nuevos casos en otras regiones si no se refuerzan las medidas de control y prevención. Por ello, la estrategia contempla una expansión progresiva del monitoreo sanitario a nivel nacional, así como campañas de concientización dirigidas a productores agropecuarios y comunidades rurales.
La instalación de la nueva planta de producción de moscas estériles en Chiapas se espera que entre en funcionamiento en el primer trimestre de 2026. Se trata de una inversión que, además de tener un impacto inmediato en la contención del gusano barrenador, podría consolidar a México como un referente regional en control biológico de plagas.
La cooperación binacional ha sido un factor clave en los esfuerzos históricos de erradicación de esta plaga. Desde 1957, cuando se implementaron los primeros programas piloto con moscas estériles en el suroeste de Estados Unidos, hasta la creación del programa internacional Panamá-EE.UU. para América Central, la ciencia y la diplomacia han trabajado juntas para proteger la salud animal y humana.