Estados Unidos y China han dado un paso significativo hacia la desescalada de su prolongada guerra comercial. Durante el fin de semana, ambas naciones sostuvieron negociaciones de alto nivel en Ginebra, marcando un posible punto de inflexión en las tensiones económicas que han afectado al comercio global desde 2024.
El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, y el representante comercial, Jamieson Greer, se reunieron con el viceprimer ministro chino, He Lifeng, en un esfuerzo por reducir los aranceles recíprocos que han alcanzado niveles sin precedentes: 145% en productos chinos importados a EE.UU. y 125% en bienes estadounidenses exportados a China.

«Puedo decirles que las conversaciones han sido productivas», aseguró Bessent, quien indicó que mañana temprano se informará de forma detallada sobre los avances logrados en Washington.
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El secretario del Tesoro enfatizó que las conversaciones se desarrollaron con un evidente espíritu de «cooperación, intereses compartidos y respeto mutuo».
«Como ha dicho el secretario Bessent, estos han sido dos días muy productivos», insistió Greer. «Es importante entender lo rápido que hemos sido capaces de llegar a acuerdos, lo que refleja que las diferencias quizás no eran tan grandes como pensábamos», comentó el alto representante comercial de Estados Unidos.
«Estas conversaciones representan un reinicio total», declaró el presidente Donald Trump, calificando las negociaciones como «muy buenas» y señalando un tono amistoso pero constructivo.
Posible reducción de aranceles

En una señal de apertura, el presidente Trump sugirió la posibilidad de reducir los aranceles del 145% al 80%, dejando la decisión final en manos de Bessent. Esta medida podría aliviar la presión sobre los consumidores y las empresas estadounidenses, especialmente en sectores como la tecnología y el comercio minorista, que han sido particularmente afectados por los altos costos de importación.
Además, fuentes cercanas a la administración indicaron que se está considerando una reducción aún más significativa, llevando los aranceles a un rango entre el 50% y el 54% en las próximas semanas.
Impacto en la economía global
La guerra comercial ha tenido repercusiones significativas en la economía global. Los aranceles elevados han paralizado el comercio directo entre EE.UU. y China, causando interrupciones en las cadenas de suministro y aumentando los costos para los consumidores. Según analistas, una reducción de los aranceles podría revitalizar el comercio y aliviar las tensiones económicas.
Según datos de la Oficina del Censo de EE.UU., el comercio bilateral con China ascendió a más de 575.000 millones de dólares en 2023, siendo China el tercer socio comercial más importante de EE.UU., después de México y Canadá. En paralelo, empresas estadounidenses como Apple, Tesla y Boeing dependen en gran medida de la producción, insumos o consumidores chinos.
Aunque las negociaciones actuales son prometedoras, la incertidumbre persiste. La falta de detalles específicos sobre los acuerdos alcanzados y la posibilidad de futuras disputas comerciales mantienen a los mercados en vilo.
Reacciones internacionales
La comunidad internacional ha observado con atención las negociaciones en Ginebra. La agencia oficial china Xinhua calificó el encuentro como un paso importante hacia la resolución del conflicto comercial. Por su parte, líderes europeos y asiáticos han expresado su esperanza de que estas conversaciones conduzcan a una mayor estabilidad en el comercio global.
Próximos pasos
Se espera que el lunes se publiquen más detalles sobre los acuerdos alcanzados durante las negociaciones. Ambas partes han acordado continuar las conversaciones en las próximas semanas, con el objetivo de establecer un marco más amplio para la cooperación económica y comercial.
Mientras tanto, las empresas y los consumidores de ambos países esperan con cautela los resultados de estas negociaciones, que podrían marcar el inicio de una nueva era en las relaciones comerciales entre EE.UU. y China.
¿Se avanza hacia un acuerdo?
A pesar de los gestos positivos, los expertos advierten que aún es temprano para hablar de un acuerdo comercial integral. Lo más probable, sostienen, es que se adopte una “estrategia por partes”, donde se alcancen consensos en temas específicos, como la reducción de barreras fitosanitarias, normas de competencia para plataformas digitales o compromisos ambientales.
Uno de los avances concretos ha sido el restablecimiento de un mecanismo de resolución de disputas sobre propiedad intelectual, algo que preocupa particularmente a las empresas tecnológicas e industriales estadounidenses. También se han anunciado futuras rondas de reuniones trimestrales para supervisar el cumplimiento de compromisos.
La Cámara de Comercio de EE.UU. emitió un comunicado calificando la reunión como “un paso en la dirección correcta”, pero insistió en que “el éxito dependerá de la implementación real de cualquier compromiso que se adopte”.