El gobierno de Estados Unidos sorprendió a la industria tecnológica al anunciar que la exención arancelaria para electrónicos, como smartphones, computadoras y semiconductores, no será permanente, según declaraciones del secretario de Comercio, Howard Lutnick, el 13 de abril. En una entrevista con la Oficina de Comunicaciones del Departamento de Comercio, Lutnick aclaró que los productos exentos desde el 4 de abril, según un boletín de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), enfrentarán aranceles específicos en el corto plazo, posiblemente en “un mes o dos”. Esta decisión marca un giro en la política comercial de la administración de Donald Trump, que busca reubicar la producción de tecnologías críticas en suelo estadounidense.

La CBP detalló que la exención cubre dispositivos como iPhones, laptops, monitores y chips de memoria, que inicialmente escaparon de los aranceles recíprocos del 125% impuestos a China y del 10% global aplicado a otros países. La medida, retroactiva al 5 de abril, buscaba aliviar la presión sobre consumidores y empresas como Apple y Nvidia, según el Departamento de Comercio. Sin embargo, Lutnick enfatizó que la exención arancelaria temporal para electrónicos responde a una estrategia para incentivar la manufactura local, alineada con el Acta de Comercio de 1962, que permite ajustes por seguridad nacional.
Aranceles en electrónicos: Impacto en la industria
La Casa Blanca, a través de la secretaria de prensa Karoline Leavitt, afirmó el 12 de abril que Trump ha asegurado “billones de dólares” en inversiones de gigantes tecnológicos para trasladar su producción a EE.UU.. Compañías como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) y Samsung se benefician actualmente de la exención, pero el Departamento de Comercio planea una investigación bajo la Sección 232 para evaluar la dependencia de semiconductores importados. Esta revisión podría derivar en aranceles sectoriales, afectando incluso a países como Taiwán y México, según un memorando presidencial.
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La Cámara de Comercio de EE.UU. expresó preocupación por la incertidumbre que genera esta política. Aunque la exención evitó un aumento inmediato en los precios de productos como el iPhone 16 Pro Max, que habría pasado de $1,199 a $2,150, según proyecciones del Departamento de Tesoro, los costos podrían dispararse si los aranceles regresan. La Asociación de Tecnología de Consumo destacó que el 90% de los iPhones se ensamblan en China, lo que hace inviable un cambio rápido a la producción doméstica.
Reacciones globales
La Oficina del Representante Comercial de EE.UU. señaló que la exención no afecta el arancel del 20% sobre bienes chinos relacionados con el tráfico de fentanilo, vigente desde febrero de 2025. Mientras tanto, China respondió con un arancel del 125% a productos estadounidenses, según el Consejo de Estado chino, intensificando la guerra comercial. La Unión Europea, por su parte, analiza medidas similares, según un comunicado de la Comisión Europea del 13 de abril, lo que podría complicar las cadenas de suministro globales.
En Nueva York, el Departamento de Desarrollo Económico reportó que las exenciones temporales han estabilizado el mercado de tecnología de consumo, pero las empresas locales temen que los nuevos aranceles desalienten la inversión. La Organización Mundial del Comercio advirtió que un retorno de los gravámenes podría incrementar los precios globales de electrónicos en un 15%, afectando especialmente a países en desarrollo. Por ahora, los consumidores estadounidenses respiran aliviados, pero la exención arancelaria temporal para electrónicos mantiene a la industria en vilo, a la espera de las próximas decisiones de Trump.