Miles de adultos mayores en Estados Unidos respiran aliviados tras la decisión del gobierno federal de pausar los embargos del Seguro Social a beneficiarios con préstamos estudiantiles en mora. Anunciada el 2 de junio, esta medida llega como un bálsamo para quienes dependen de sus cheques mensuales para cubrir necesidades básicas como alimentos, vivienda y medicamentos. La suspensión, ordenada por la administración de Donald Trump, responde a la creciente preocupación por el impacto de las deducciones en la población de la tercera edad, muchos de los cuales viven con ingresos fijos.
El proceso de cobranza había reiniciado el 5 de mayo de 2025, cuando el Departamento de Educación retomó la recuperación de deudas estudiantiles a través del Programa de Compensación del Tesoro. Este programa permite al gobierno retener hasta el 15% de los beneficios federales, incluidos los pagos del Seguro Social, para saldar préstamos en incumplimiento. Sin embargo, la presión de defensores de los derechos de los mayores y las quejas de los afectados llevaron al gobierno a reconsiderar su postura.
Un cambio tras la controversia
“La Administración Trump ha suspendido cualquier futura compensación del Seguro Social”, declaró Ellen Keast, portavoz del Departamento de Educación, en un comunicado enviado por correo electrónico. Keast subrayó el compromiso del gobierno con los beneficiarios que “dependen de ingresos fijos” y anunció que, en las próximas semanas, se lanzará una campaña para informar a los deudores sobre opciones de pago asequibles. El objetivo es ayudar a los afectados a regularizar su situación financiera sin perder acceso a sus beneficios esenciales.
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La controversia comenzó en abril de 2025, cuando el gobierno anunció que reanudaría las cobranzas tras una pausa de casi cinco años, iniciada durante la pandemia en 2020. Según el Departamento de Educación, las deducciones afectaron inicialmente a cerca de 195,000 beneficiarios, con reducciones de hasta 296 dólares mensuales para quienes recibían el cheque promedio de 1,976 dólares. La medida generó críticas, especialmente porque muchos de los afectados son mayores de 62 años, la edad mínima para recibir beneficios del Seguro Social, y enfrentan dificultades económicas severas.
Una deuda que afecta a los mayores
Aunque los préstamos estudiantiles suelen asociarse con jóvenes, los datos revelan una realidad sorprendente. Según la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB), aproximadamente 452,200 personas mayores de 62 años tienen deudas estudiantiles en mora, enfrentándose al riesgo de embargos. En total, más de 3.6 millones de adultos mayores de 60 años deben préstamos federales, con un saldo colectivo que supera los 125 mil millones de dólares, de acuerdo con un informe de 2024 del National Consumer Law Center. Muchos de estos deudores son padres que co-firmaron préstamos para sus hijos o personas que regresaron a estudiar más tarde en la vida.
La pausa en los embargos también llega tras otro ajuste reciente. En abril, el gobierno había propuesto retener hasta el 100% de los beneficios para recuperar pagos excesivos del Seguro Social, pero tras críticas, esta cifra se redujo al 50%. Según un informe de Bankrate, un tercio de los beneficiarios depende del Seguro Social para al menos el 75% de sus ingresos, lo que hace que cualquier deducción tenga un impacto devastador.
Un respiro temporal y un desafío a futuro
La suspensión de los embargos del Seguro Social ofrece un alivio inmediato, pero el Departamento de Educación ha indicado que las cobranzas podrían reanudarse “este verano”. Mientras tanto, el gobierno planea contactar a los deudores para ofrecer soluciones como planes de pago basados en ingresos o programas de rehabilitación de préstamos, que permiten salir del estado de incumplimiento. “Estamos trabajando para que los beneficiarios recuperen su estabilidad financiera”, aseguró Keast.
Este escenario pone en el centro un problema más amplio: el peso de las deudas estudiantiles en la tercera edad. Para muchos, estos préstamos, tomados hace décadas, se han convertido en una carga insostenible, agravada por intereses acumulados y la falta de ingresos suficientes tras la jubilación.
La situación también es una advertencia para las generaciones más jóvenes, que deben considerar las implicaciones a largo plazo de endeudarse para financiar sus estudios. Mientras los beneficiarios del Seguro Social celebran esta pausa, la incertidumbre sobre el futuro de las cobranzas sigue latente, dejando a muchos en espera de soluciones permanentes que protejan su estabilidad económica.