La Universidad de Harvard presentó el lunes una demanda contra la administración del presidente Donald Trump, un paso que marca una escalada significativa en la lucha por la financiación federal de la prestigiosa institución. Este enfrentamiento pone en juego no solo millones de dólares en fondos, sino también la autonomía de la universidad y su independencia frente a la supervisión gubernamental.
Según el presidente de la universidad, Alan M. Garber, las recientes acciones de la administración Trump contra Harvard “tienen consecuencias graves en la vida real” para estudiantes, profesores, personal y la reputación de la educación superior estadounidense a nivel global. En una carta dirigida a la comunidad universitaria, Garber destacó la importancia de defender los principios fundamentales que han guiado a Harvard a lo largo de su historia.
La disputa por la financiación federal
El conflicto se originó cuando la administración Trump exigió que Harvard entregara todos los informes relacionados con el antisemitismo y los prejuicios antimusulmanes en el campus desde octubre de 2023. Esto incluyó no solo los documentos finales, sino también borradores y detalles de los grupos de trabajo escolares que se encargaron de abordar estos temas. Además, la administración solicitó los nombres de las personas involucradas en la preparación de los informes, y que estas estuvieran disponibles para entrevistas con funcionarios federales.
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La administración Trump ha indicado que, si Harvard no cumple con estas demandas, podría enfrentarse a la congelación de más de 2.2 mil millones de dólares en subvenciones y contratos federales. Este tipo de medidas ha sido parte de un esfuerzo más amplio por parte del gobierno para influir en las universidades estadounidenses, buscando alinearlas con su ideología política.

Fotografía del escudo de Harvard en una de las puertas del campus de la universidad, en Massachusetts (EE. UU.). EFE/EPA/ CJ Gunther
La respuesta de Harvard y la defensa de su independencia
En respuesta a las amenazas de la administración, la universidad rechazó enérgicamente las demandas, afirmando que estas representan una injerencia directa en la autonomía de la institución. Garber, en una carta fechada el 14 de abril, enfatizó que Harvard no renunciaría a su independencia ni a sus derechos constitucionales, y que la mayoría de las demandas exceden las competencias del gobierno federal.
Harvard ha sido un símbolo de resistencia frente a las políticas de la administración Trump, particularmente en lo que respecta a temas de diversidad, equidad e inclusión. La universidad ha defendido su derecho a implementar políticas que favorezcan la pluralidad de pensamientos y la libertad académica, elementos esenciales de su misión educativa.
Las amenazas de financiación y las implicaciones para la universidad
El gobierno de Trump ha amenazado con retirar no solo las subvenciones federales de investigación, sino también con rescindir el estatus de exención de impuestos de Harvard, lo que tendría efectos devastadores en su capacidad para operar. Además, el gobierno ha planteado la posibilidad de que Harvard pierda la capacidad de inscribir estudiantes internacionales, una medida que afectaría gravemente su diversidad estudiantil y su prestigio internacional.
La amenaza de la Casa Blanca ha creado un clima de incertidumbre, no solo para Harvard, sino también para otras universidades estadounidenses que podrían verse afectadas por decisiones similares. Instituciones como Princeton, Cornell y Northwestern también han enfrentado recortes de financiación federal debido a disputas con el gobierno.
Fotografía de archivo de la Biblioteca Harry Elkins en el campus de Harvard, en Massachusetts (EE.UU.). EFE/EPA/ CJ Gunther
El impacto en la comunidad universitaria y las reacciones del campus
La confrontación con la administración Trump ha tenido un fuerte impacto dentro de la comunidad universitaria. Algunos estudiantes y exalumnos han expresado su apoyo a las decisiones de la universidad, destacando la importancia de defender la independencia académica. Sin embargo, también ha habido críticas, especialmente de aquellos que consideran que Harvard debería hacer más en la lucha contra el antisemitismo y otras formas de discriminación en su campus.
Un grupo de más de 100 estudiantes judíos de Harvard firmó una carta en la que expresaron su preocupación por la forma en que la administración Trump está vinculando la lucha contra el antisemitismo con una agenda política más amplia. En el comunicado, los estudiantes afirmaron que las amenazas de recorte de fondos y la intervención del gobierno federal no están ayudando a crear un ambiente más seguro ni inclusivo en el campus.
La postura de figuras clave y la política educativa en juego
El enfrentamiento entre Harvard y la administración Trump ha atraído la atención de figuras políticas y académicas prominentes. Larry Summers, ex presidente de la universidad y exsecretario del Tesoro de EE. UU., ha elogiado la postura desafiante de Harvard, sugiriendo que las amenazas del gobierno serán contraproducentes. Otros, como la gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, también han criticado las acciones del gobierno, calificándolas de un intento por silenciar a los críticos y coartar la libertad académica.