El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, mantuvo este sábado una reunión con altos funcionarios del Vaticano tras las recientes críticas del papa Francisco a la política de inmigración de la administración Trump. El encuentro tuvo lugar en Roma durante el fin de semana de Pascua y se desarrolló en un contexto de creciente tensión entre la Iglesia Católica y el Gobierno estadounidense.
Vance, católico practicante, viajó a Italia junto a su familia, participando en ceremonias religiosas, incluyendo un servicio del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro. En la mañana del sábado, se reunió en privado con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y con el arzobispo Paul Gallagher, responsable de Relaciones Exteriores de la Santa Sede.
Tensiones por la política de inmigración de la administración Trump
Aunque el Vaticano no confirmó un encuentro directo entre Vance y el papa Francisco, el comunicado oficial emitido por la Santa Sede subrayó que durante las conversaciones se abordaron temas de especial preocupación, entre ellos, los migrantes, los refugiados y la situación de los prisioneros. Este “intercambio de opiniones”, como lo calificó el Vaticano, reflejó la inquietud existente sobre las medidas implementadas en Estados Unidos desde el regreso de Donald Trump al poder.
Te Recomendamos
La política de inmigración de la administración Trump ha generado fuerte rechazo en sectores religiosos, académicos y de derechos humanos. Una de las acciones más cuestionadas ha sido la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros para justificar la deportación de migrantes venezolanos, entre ellos personas sin antecedentes penales y con solicitudes de asilo en curso.
El cardenal Parolin, en una entrevista previa publicada en el diario italiano La Repubblica, manifestó que “la actual administración estadounidense es muy distinta de lo que el mundo occidental ha conocido en décadas pasadas” y que su enfoque migratorio representa un alejamiento de los valores fundamentales compartidos por la Iglesia.
El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin (i), dando la bienvenida al vicepresidente estadounidense J. D. Vance (centro), a su esposa Usha Vance (der.) y a sus hijos. EFE/EPA/Vatican Media
Críticas directas del papa Francisco a la política de inmigración de la administración Trump
Antes de ser hospitalizado en febrero por una neumonía doble, el papa Francisco publicó una carta dirigida a los obispos de Estados Unidos en la que criticó directamente la política de inmigración de la administración Trump, especialmente el uso de argumentos teológicos por parte del vicepresidente Vance para justificarla.
Vance había citado el concepto filosófico del “ordo amoris”, o “orden del amor”, para defender las prioridades del Gobierno en relación con la protección de las fronteras. Sin embargo, el papa Francisco refutó esa interpretación, señalando que el verdadero “ordo amoris” se encuentra en la parábola del Buen Samaritano, donde el amor no excluye a nadie, independientemente de su origen.
“El amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción, es el que debe guiar las decisiones políticas”, escribió el pontífice, dejando en claro que la compasión y la acogida deben prevalecer sobre cualquier noción de exclusión o jerarquía moral.
Además, el papa ha expresado en diversas ocasiones su preocupación por las condiciones de detención de los migrantes y el uso de prisiones en terceros países, como El Salvador, donde algunos deportados han sido enviados en el marco de acuerdos bilaterales con el Gobierno de Nayib Bukele.
BONNIE CASH / POOL/EFE
Política de inmigración de la administración Trump: deportaciones, recortes y presión internacional
La segunda presidencia de Donald Trump ha intensificado sus medidas en el ámbito migratorio desde enero de 2025. Una de las primeras acciones fue reducir los fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), afectando programas de ayuda humanitaria que históricamente han beneficiado a comunidades vulnerables, incluyendo a refugiados y solicitantes de asilo.
Estas decisiones han tenido impacto en organizaciones religiosas, muchas de las cuales dependen de financiamiento estatal para realizar tareas de asistencia y reasentamiento. Vance, por su parte, sugirió que la postura crítica de algunos obispos podría estar relacionada con intereses financieros, insinuando que el trabajo de la Iglesia en este campo no es completamente desinteresado.
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos respondió rápidamente a esas declaraciones, aclarando que los fondos federales no cubren el costo total del trabajo humanitario y que sus motivaciones son de carácter moral y espiritual.
En paralelo, activistas como el obispo estadounidense Oswaldo Martínez, de origen salvadoreño, han llamado a los católicos a resistir las deportaciones masivas, describiéndolas como “una política inmoral que convierte a personas vulnerables en instrumentos políticos”.
Entre el Vaticano y Washington: una relación diplomática bajo presión
La reunión entre Vance y los diplomáticos del Vaticano representa el primer contacto directo de alto nivel entre el Gobierno estadounidense y la Santa Sede desde que Trump asumió su segundo mandato. Aunque la conversación se dio en un tono cordial, según el comunicado oficial, las diferencias ideológicas fueron evidentes.
“Se expresó la esperanza de una colaboración serena entre el Estado y la Iglesia Católica en Estados Unidos, cuyo valioso servicio a las personas más vulnerables fue reconocido”, señala el texto del Vaticano, en lo que parece ser un llamado a reducir las tensiones y retomar canales de cooperación.
A pesar de las diferencias, el Vaticano ha dejado claro que continuará el diálogo con Estados Unidos. “Se reiteró el compromiso común de proteger el derecho a la libertad de religión y de conciencia”, afirma el comunicado, subrayando que las buenas relaciones bilaterales siguen vigentes.