Las cartas fuertes de China en la guerra comercial contra EE.UU.
China ha demostrado que no está dispuesta a ceder fácilmente en la creciente guerra comercial con Estados Unidos. Pese a los aranceles que alcanzan el 245% impuestos por Washington, Pekín ha respondido con medidas contundentes, incluyendo tarifas de hasta el 125% a productos estadounidenses. En este contexto, analizamos cinco puntos clave que posicionan a China como un rival formidable.
1. Capacidad de soportar el impacto económico
A diferencia de otros países, China puede absorber los efectos de los aranceles gracias a su peso económico. Es la segunda economía más grande del mundo y cuenta con un vasto mercado interno que podría amortiguar las pérdidas de exportadores afectados.
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El Partido Comunista ha promovido el consumo interno con subsidios y programas de estímulo. Si bien la crisis inmobiliaria y el desempleo juvenil generan tensiones internas, el sistema político autoritario le permite a Pekín resistir sin presiones electorales inmediatas.
El nacionalismo ha sido un recurso clave del gobierno chino para mantener la cohesión social. La narrativa oficial apela a la resistencia y a «capear las tormentas juntos», consolidando apoyo ante las medidas de represalia estadounidenses.
2. Inversiones estratégicas en tecnología y manufactura avanzada
En los últimos años, China ha invertido billones en sectores clave como inteligencia artificial, vehículos eléctricos, semiconductores y energías limpias. Empresas como BYD han superado a gigantes como Tesla, mientras que Huawei y Vivo ganan terreno a Apple.
La infraestructura industrial china sigue siendo difícil de replicar. A pesar de los intentos de las empresas estadounidenses por mover sus cadenas de suministro fuera del país, pocos destinos ofrecen la misma combinación de eficiencia, experiencia y mano de obra.
Según Bloomberg, China anunció en marzo de 2025 un nuevo fondo de inversión pública de más de un billón de dólares destinado a liderar la innovación en inteligencia artificial durante la próxima década.
3. Experiencia previa con la administración Trump
Desde la imposición de aranceles a productos chinos en 2018, Pekín ha tomado medidas para diversificar sus relaciones comerciales. La Iniciativa de la Franja y la Ruta ha estrechado vínculos con países de África, América Latina y el Sudeste Asiático.
China ha reducido su dependencia del mercado estadounidense, que en 2023 dejó de ser su principal destino de exportaciones. Actualmente, el Sudeste Asiático lidera esa lista. Además, Brasil desplazó a Estados Unidos como su mayor proveedor de soja, tras una campaña china de autosuficiencia alimentaria.
Estos cambios estratégicos han blindado parcialmente a la economía china frente a futuras sanciones o bloqueos por parte de Washington.
4. Conocimiento del punto débil financiero de EE.UU.
Cuando Donald Trump anunció nuevos aranceles en abril de 2025, los mercados reaccionaron con fuerza. La caída de los bonos del Tesoro obligó al expresidente a suavizar su postura apenas semanas después.
China posee más de 700.000 millones de dólares en bonos del gobierno estadounidense. Aunque su venta masiva podría ser perjudicial para ambas partes, el solo hecho de tener esa «moneda de cambio» es una herramienta de presión.
Analistas citados por The New York Times coinciden en que, aunque no es un «arma» directa, sí representa una ventaja táctica para Pekín, especialmente en un contexto electoral como el actual en Estados Unidos.
5. Monopolio en tierras raras y minerales estratégicos
China domina el mercado global de tierras raras, esenciales para fabricar semiconductores, motores de aviones y vehículos eléctricos. Controla cerca del 61% de su producción y el 92% del refinamiento, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En abril de 2025, Pekín extendió las restricciones a la exportación de siete tierras raras clave, incluyendo disprosio e itrio. También limitó el envío de antimonio, lo que disparó su precio en más de un 100%.