Una serie de redadas de ICE sacudió el centro de Los Ángeles este viernes 6 de junio de 2025, desencadenando una ola de indignación y protestas masivas que mantuvieron la ciudad en vilo hasta la noche. Agentes federales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) irrumpieron en tres puntos clave, incluyendo una tienda mayorista de ropa en el Distrito de la Moda y dos locales de Home Depot, deteniendo a 44 personas por motivos migratorios y a una más por obstrucción.
La operación, que incluyó granadas aturdidoras y gas pimienta contra manifestantes, fue calificada como “cruel” por autoridades locales y activistas, quienes denunciaron el impacto devastador en la comunidad inmigrante. A las 4 de la tarde, cientos de personas se congregaron frente al edificio federal de Los Ángeles, exigiendo la liberación de los detenidos, entre ellos David Huerta, presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) de California, arrestado mientras documentaba una redada.
La tensión escaló cuando el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) declaró una reunión ilegal a las 7 de la noche, ordenando la dispersión de unos 200 manifestantes. “Nuestra comunidad está bajo ataque”, exclamó Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA), ante la multitud. La operación, según Yasmeen Pitts O’Keefe, portavoz de Investigaciones de Seguridad Nacional, incluyó cuatro órdenes de allanamiento por presunto albergue de personas sin autorización de residencia. Carlos González Gutiérrez, cónsul general de México en Los Ángeles, confirmó que al menos 11 ciudadanos mexicanos fueron detenidos y están recibiendo asistencia legal.
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Caos en el Distrito de la Moda
El epicentro del caos fue el almacén de Ambiance Apparel, donde agentes federales, equipados con chalecos antibalas y máscaras, detuvieron a trabajadores mientras una multitud se reunía afuera. Katina García, de 18 años, buscaba desesperadamente a su padre, un trabajador indocumentado: “Nunca pensamos que nos pasaría”, dijo con la voz quebrada.
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Los manifestantes intentaron bloquear las camionetas de ICE, pero los agentes respondieron con gas pimienta y granadas aturdidoras. Un activista gritaba por megáfono: “¡No firmen nada, no digan de dónde son!”. La escena, captada en videos que circularon en redes sociales, mostró a agentes enfrentándose a gritos de “¡fascistas!” y “¡cerdos!”. La alcaldesa Karen Bass expresó su indignación: “Estas tácticas siembran terror y destruyen la seguridad de nuestra ciudad”.
La respuesta de la comunidad
Los arrestos migratorios no se limitaron al Distrito de la Moda. En Home Depot de Wilshire y Union, y otro en Cypress, agentes detuvieron a jornaleros y vendedores ambulantes, generando pánico entre quienes buscan trabajo diario. Connie Chung Joe, de Asian Americans Advancing Justice Southern California, reportó avistamientos de agentes cerca de una escuela en Koreatown, lo que avivó temores de operativos en zonas sensibles. CHIRLA recibió más de 50 llamadas a su línea directa, con reportes de agentes en estacionamientos, tiendas de donas y obras de construcción. “El centro de detención está a plena capacidad”, señaló Salas, destacando las condiciones de hacinamiento.
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David Huerta, herido durante su arresto, fue trasladado al Centro de Detención Metropolitano tras recibir atención médica. “Esto no es justicia, es injusticia”, declaró desde el hospital. El fiscal federal Bill Essayli afirmó que Huerta obstruyó una orden judicial al bloquear un vehículo de ICE. Su caso, que será visto en corte el lunes, ha galvanizado a líderes locales. Janice Hahn, supervisora del condado, exigió su liberación inmediata, mientras 11 concejales de Los Ángeles condenaron las redadas como un ataque a la comunidad inmigrante.
Tensión con las autoridades locales
La escalada de las redadas de ICE coincide con la presión del subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Stephen Miller, para alcanzar 3000 arrestos diarios, según datos internos que reportan más de 2000 detenciones diarias esta semana. La alcaldesa Bass y el senador Alex Padilla criticaron la brutalidad de los operativos, exigiendo una investigación.
El LAPD y el Departamento del Sheriff aclararon que no participaron en la aplicación migratoria, aunque respondieron a llamados de asistencia. “No determinamos el estatus migratorio”, afirmó el jefe de policía Jim McDonnell. Mientras Los Ángeles, una ciudad santuario, se resiste, la comunidad inmigrante enfrenta un futuro incierto, con activistas prometiendo más movilizaciones.