Nueva York aprueba suicidio asistido para enfermos graves: ¿Qué implica?
Nueva York ha dado un paso histórico al aprobar un proyecto de ley que permitirá a las personas con enfermedades terminales acceder legalmente al suicidio asistido mediante medicamentos. Esta medida genera un debate profundo sobre el derecho a una muerte digna y la autonomía en el final de la vida.
Proyecto de ley aprobado en la Legislatura de Nueva York
El lunes, la Legislatura estatal de Nueva York aprobó el proyecto de ley que legaliza el suicidio médicamente asistido para pacientes con enfermedades incurables. La propuesta pasó con el apoyo mayoritario del Senado estatal tras un extenso debate y ahora espera la firma de la gobernadora Kathy Hochul, quien ha declarado que revisará detenidamente el texto antes de decidir su promulgación.
La ley permitirá que una persona diagnosticada con una enfermedad terminal, y cuya expectativa de vida sea de seis meses o menos, pueda solicitar una prescripción de medicamentos que le permitan terminar con su vida de manera voluntaria.
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Requisitos y proceso para acceder al suicidio asistido
Según la propuesta, el paciente deberá realizar una solicitud escrita y voluntaria, certificada por dos testigos que confirmen que no hay coacción. Además, esta solicitud debe ser aprobada tanto por el médico tratante como por un segundo médico asesor, quienes verificarán la condición médica del solicitante y su capacidad para tomar una decisión informada.
El senador demócrata Brad Hoylman-Sigal, uno de los promotores de la ley, explicó que esta iniciativa “no se trata de acelerar la muerte, sino de poner fin al sufrimiento”. Esta medida pretende brindar una opción a quienes enfrentan un final inevitable con dolor y limitaciones severas, otorgándoles la posibilidad de decidir bajo sus propios términos.
Debate entre partidarios y opositores
El proyecto ha generado posturas divididas en Nueva York. Mientras que defensores del suicidio asistido celebran la autonomía que la ley otorga a los pacientes terminales, opositores expresan preocupaciones éticas y morales.
El senador republicano George Borrello argumentó que el Estado no debería involucrarse en autorizar el suicidio, y sugirió que la prioridad debería ser mejorar la atención médica al final de la vida en lugar de legalizar esta práctica. Por su parte, organizaciones religiosas, como la Conferencia Católica del Estado de Nueva York, han calificado la aprobación como “un día oscuro” para la región.
Contexto nacional: Otros estados con leyes similares
Nueva York se suma a una lista creciente de estados que permiten el suicidio asistido por motivos médicos. Actualmente, once estados y Washington D.C. tienen legislación que autoriza esta práctica, entre ellos California, Oregón y Vermont.
Grupos activistas como Compassion & Choices han respaldado la medida, destacando que la ley reconoce el derecho a la autonomía de los pacientes con enfermedades terminales. Corinne Carey, directora de la campaña local, afirmó que la posibilidad de elegir ayuda médica para morir “proporciona alivio, permitiendo a quienes están muriendo vivir su tiempo de manera más plena y pacífica hasta el final”.
Historia y futuro de la legislación en Nueva York
El proyecto de ley fue presentado por primera vez en 2016, pero enfrentó años de estancamiento debido a la controversia que genera. La aprobación reciente marca un avance significativo en la política sanitaria y los derechos civiles en el estado.
Si la gobernadora Hochul firma la ley, Nueva York se convertirá en uno de los estados pioneros en ofrecer una opción legal para el suicidio asistido, acompañando la tendencia nacional hacia una mayor protección de los derechos de los pacientes terminales.
Consideraciones éticas y sociales
La legislación enfatiza la necesidad de salvaguardas para evitar abusos y garantizar que las decisiones se tomen con plena conciencia y sin presiones externas. La intervención médica está regulada estrictamente para asegurar que solo quienes cumplen con los criterios médicos puedan acceder a la medicación.
El debate sobre el suicidio asistido también pone en relieve la importancia de fortalecer los servicios de cuidado paliativo y apoyo emocional para pacientes terminales y sus familias, un punto defendido por quienes se oponen a la ley.