¿Reyes o esclavos? La realidad de los camioneros latinos en EE.UU.
Los camioneros latinos, que representan el 22% de los 3.6 millones de conductores de camiones en Estados Unidos, son esenciales para el 70% del transporte de mercancías, pero enfrentan condiciones laborales que los hacen sentirse más “esclavos” que “reyes” de las carreteras. Con salarios decrecientes, riesgos al transportar materiales peligrosos y la nueva exigencia de dominio del inglés impulsada por el presidente Donald Trump, la industria enfrenta una escasez de 80,000 conductores, proyectada a duplicarse para 2030, según la Asociación Americana de Camioneros. La comunidad latina, que aporta $2.8 billones al PIB según Nielsen, lucha por justicia laboral.
Salarios en declive y explotación
El salario promedio para camioneros principiantes oscila entre $41,000 y $56,000 anuales, mientras que los experimentados pueden ganar hasta $83,000, según Talent.com. Sin embargo, la realidad es menos prometedora. Oscar Lobos, un conductor mexicano en Texas, explicó que el pago por carga ha caído drásticamente, de $900 a $300 por transportar arena, incluyendo combustible y horas de espera. “En una semana agotadora de 20 cargas, ganas lo que antes por siete”, señaló. Los camioneros latinos, que trabajan hasta 70 horas semanales, a menudo ganan $1,000, comparable a empleos menos riesgosos como en comida rápida.
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Peligros ocultos en las cargas
El transporte de materiales peligrosos, como desechos tóxicos y radiactivos de campos petrolíferos, es una preocupación creciente. José Chávez, conductor en Nuevo México, denunció que muchas empresas no informan sobre la naturaleza de las cargas ni proporcionan equipo protector. Algunos camiones superan 2,000 veces el límite de material radiactivo permitido, según el Departamento de Transporte. Sin la certificación Hazmat, los conductores arriesgan multas de hasta $28,000 y la pérdida de licencias. Grupos ambientalistas y el Movimiento de Camioneros por la Justicia exigen inspecciones rigurosas y capacitación adecuada.
Impacto de la política de Trump
En abril de 2025, Trump firmó una orden ejecutiva que refuerza la exigencia de dominio del inglés para conductores comerciales, revirtiendo una política de 2016 que relajaba su aplicación. Desde junio, los conductores que no pasen pruebas de idioma son puestos fuera de servicio, según el Departamento de Transporte. Esto genera temor entre los camioneros latinos, especialmente mexicanos, que cruzan fronteras como Otay Mesa. Israel Delgado, de CANACAR, señaló que los 12,000 conductores en Tijuana temen perder sus permisos. La medida podría agravar la escasez de conductores, afectando el suministro de bienes.
Condiciones laborales extremas
El agotamiento es común entre los camioneros latinos, que enfrentan jornadas de hasta 36 horas sin dormir. Jaime Vaquera, en Texas, espera hasta 30 horas por descargas sin compensación extra. “Es un abuso”, afirmó. Las enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como diabetes y obesidad, afectan al 40% de los conductores, según la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional. Lisette Silva, en Austin, destacó un sistema de puntuación que favorece a conductores que aceptan cargas nocturnas o peligrosas, dejando a otros con peores rutas y pagos.
Lucha por la justicia laboral
El Movimiento de Camioneros por la Justicia, liderado por figuras como Billy Randel, denuncia que la profesión ha perdido su atractivo. “Antes podías mantener una familia; ahora apenas sobrevives”, dijo Randel. Los camioneros latinos, apoyados por el 65% de los estadounidenses según Gallup, exigen salarios justos y mejores condiciones. Una cumbre el 15 de julio en Los Ángeles, con México como observador, abordará la crisis laboral. LULAC organiza un foro el 10 de julio en Miami para 500 asistentes, enfocándose en los derechos de los conductores latinos frente a las nuevas regulaciones.
Futuro incierto
La orden de Trump podría aumentar los costos operativos, con un 15% de empresas considerando automatización, según la Cámara de Comercio. Los camioneros latinos, vitales para la economía, enfrentan un panorama complicado: salarios estancados, riesgos crecientes y barreras lingüísticas. La comunidad latina, que representa el 18% de la población según el Censo 2024, reclama políticas que protejan a estos trabajadores esenciales mientras el gobierno refuerza la seguridad vial.