La línea de denuncias lanzada por la administración de Donald Trump en los parques nacionales ha generado un fuerte rechazo por parte de los visitantes. Lo que comenzó como un intento por “restaurar la verdad y la cordura en la historia estadounidense” terminó provocando una ola de mensajes en contra de la medida, que muchos consideran una forma de censura.
Desde marzo de 2025, los parques y monumentos nacionales en Estados Unidos cuentan con carteles que invitan al público a reportar cualquier contenido que consideren “negativo sobre los estadounidenses del pasado o del presente” o que no resalte “la belleza, grandeza y abundancia del paisaje”. Esta política forma parte de una orden ejecutiva firmada por Trump durante su segundo mandato.
Trump recibe críticas por politizar parques nacionales
Según fuentes del Servicio de Parques Nacionales (NPS, por sus siglas en inglés) citadas por Government Executive, más de 200 personas han escaneado el código QR de las señales, pero en lugar de hacer denuncias, han dejado mensajes criticando duramente la iniciativa del gobierno. Muchos califican la solicitud como “escandalosa” y aseguran que se trata de un intento de manipular el relato histórico.
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Fotografía de las protestas en contra del presidente Donald Trump y Elon Musk en Boston (EE.UU.). EFE/ Iñaki Estívaliz
Las autoridades federales aún no han verificado de manera independiente el contenido de estos mensajes. No obstante, la reacción pública no se ha hecho esperar. La presidenta de la Asociación de Conservación de Parques Nacionales, Theresa Pierno, declaró: “Si nuestro país borra los capítulos oscuros de su historia, nunca aprenderemos de nuestros errores. Estas señales deben ser retiradas de inmediato”.
Trump recibe oposición incluso desde dentro del NPS
El Departamento del Interior respondió a las filtraciones con dureza, afirmando que investigará a los empleados que compartieron información con los medios. Un portavoz señaló: “Es una verdadera vergüenza que los empleados filtren información en lugar de servir al pueblo estadounidense que paga sus salarios”.
Pese a las amenazas de sanciones, la controversia ha aumentado. Muchos trabajadores del Servicio de Parques Nacionales consideran que esta política afecta directamente su misión de contar la historia con veracidad. Alan Spears, director sénior de Recursos Culturales de la misma asociación, advirtió que la orden ejecutiva pone en peligro el trabajo del NPS. “La narrativa precisa y basada en hechos de nuestra historia no debe cambiar, sin importar qué partido esté en el poder”, remarcó.
Los críticos subrayan que sitios como el Monumento Nacional de Stonewall —clave en la historia LGBTQ+— o Manzanar —campo de internamiento para ciudadanos japoneses durante la Segunda Guerra Mundial— existen para recordar eventos difíciles, no para glorificar el pasado. Aseguran que ocultar estas realidades debilita el propósito educativo de estos espacios públicos.
Trump recibe nuevas acusaciones de borrar parte de la historia
Durante su segundo mandato, Donald Trump ha impulsado una serie de medidas que han provocado reacciones similares en otros sectores. Entre ellas, la eliminación de libros sobre relaciones raciales y comunidades LGBTQ+ en bibliotecas militares, el retorno de nombres confederados a bases militares y la declaración del inglés como idioma oficial del país.
Esta ofensiva contra lo que Trump considera “ideología divisiva” también ha afectado la presentación histórica en museos federales. La orden ejecutiva plantea que “los museos de la capital deben ser lugares para aprender, no para ser sometidos a adoctrinamiento ideológico”.
Uno de los visitantes del Salón de la Independencia en Filadelfia compartió su opinión mediante el formulario del código QR: “Lo que más me molestó del museo no fueron las exhibiciones, sino las señales pidiendo denunciar lo que consideramos negativo sobre Estados Unidos. Eso es censura disfrazada de patriotismo”.
Otros usuarios fueron más directos: “Esta solicitud es absurda. Los parques ya hacen un gran trabajo contando verdades difíciles. Todos tenemos derecho a la verdad para tomar mejores decisiones. ¿Y qué si alguien se siente mal? Eso también es parte de aprender”.
Qué podría pasar con los parques nacionales tras estas denuncias
Por ahora, las señales que Trump mandó colocar seguirán visibles en los parques nacionales durante todo el verano, la temporada de mayor afluencia de turistas. La orden también abarca modificaciones en las exposiciones del Museo Smithsoniano, por lo que se prevén más polémicas en los próximos meses.
Para los defensores de la historia pública, el impacto de estas medidas va más allá del simbolismo. Temen que la manipulación del discurso histórico se convierta en política de Estado, y que los parques nacionales, en lugar de promover el aprendizaje, se conviertan en espacios de propaganda.
Mientras tanto, Trump sigue recibiendo críticas de historiadores, visitantes, organizaciones civiles y empleados públicos que consideran estas acciones como un atentado contra la libertad de pensamiento y el conocimiento histórico.