Turismo extranjero cae y Nueva York pierde millones
El turismo internacional en Nueva York atraviesa su momento más difícil desde la pandemia. La ciudad, que durante años ha sido uno de los destinos favoritos para viajeros de todo el mundo, enfrenta una notable caída en la llegada de visitantes extranjeros, con un impacto directo sobre la economía local y los negocios que dependen del turismo.
De acuerdo con proyecciones de NYC Tourism + Conventions, la ciudad perdería cerca de dos millones de turistas internacionales en 2025 respecto al año anterior. Esto representa un golpe económico considerable para un sector que aporta miles de millones de dólares al año a la economía de Nueva York.
Julie Coker, directora ejecutiva de la organización, advirtió que aunque los turistas internacionales representan solo el 20% del total de visitantes, generan aproximadamente el 50% del gasto turístico. “Ese 20% es crítico para nosotros. Su gasto es mucho mayor que el de los visitantes nacionales”, explicó.
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Menos visitantes, menos ingresos
El descenso en la llegada de turistas internacionales ya tiene consecuencias económicas concretas. Se estima que Estados Unidos en su conjunto perderá alrededor de 12.500 millones de dólares en gasto turístico extranjero durante 2025. Nueva York, como epicentro del turismo global en el país, será una de las ciudades más golpeadas.
Negocios de todos los tamaños, desde grandes hoteles hasta pequeños operadores de tours, ya reportan una reducción significativa en ingresos. Renée Rewiski, guía turística con más de una década de experiencia en la ciudad, señala que la caída en la asistencia es alarmante: “El año pasado tenía grupos de 20 personas. Ahora tengo cinco. Nunca habíamos visto esto fuera de la pandemia”.
Incertidumbre migratoria y percepción de inestabilidad política
Uno de los principales factores que explican la disminución es la creciente incertidumbre que sienten los visitantes extranjeros ante las políticas migratorias de Estados Unidos. La percepción de inestabilidad política, sumada a estrictos controles fronterizos, está desincentivando a los turistas.
Bill Martin, un visitante australiano, lo resume así: “La gente no sabe si va a tener problemas para entrar. Eso hace que piensen en otros destinos más fáciles”. Este sentimiento también afecta a familias con lazos internacionales, como comenta Eman Moretti, estudiante italiano residente en EE.UU.: “Para mis padres fue complicado venir. No sabían si podrían pasar la aduana”.
El turismo desde Canadá, históricamente el país que más visitantes aporta a Estados Unidos, también muestra una caída notable. La retórica política de Washington y las tensiones diplomáticas han provocado que muchos canadienses opten por viajar dentro de su propio país.
Impacto directo en negocios y empleos
El descenso de turistas no es una estadística lejana, sino una realidad que ya golpea la estabilidad de miles de trabajadores. Matt Levy, operador de tours personalizados, afirma que sus tres principales clientes canadienses han cancelado viajes escolares porque las juntas de padres no aprueban visitas a EE.UU. “Eso representa el 40% de mi negocio”, advierte.
Muchos guías turísticos, conductores de autobuses, empleados de hoteles y dueños de pequeños comercios en Manhattan ven con preocupación cómo la clientela extranjera desaparece, llevándose consigo el motor que impulsa gran parte de sus ingresos.
“La ciudad se siente más vacía”, comenta Rewiski. “Las propinas han bajado, los grupos son más pequeños, y muchos colegas ya están buscando otros trabajos”.
Eventos futuros podrían revertir la tendencia
A pesar del panorama negativo, hay esperanza en el horizonte. Grandes eventos internacionales como la Copa Mundial de Fútbol 2026, cuyas sedes incluyen a Nueva York, y la celebración del 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos en 2026, podrían atraer de nuevo a millones de visitantes del extranjero.
Sin embargo, expertos del sector turístico insisten en que se necesitan medidas inmediatas para garantizar que los turistas se sientan seguros y bienvenidos. La recuperación no puede depender únicamente de grandes celebraciones, sino de un esfuerzo sostenido por mejorar la imagen del país en el exterior.
Mientras tanto, Nueva York sigue contando las pérdidas: menos turistas, menos consumo, menos empleo. La caída del turismo internacional se ha convertido en una señal de alarma para la ciudad que nunca duerme.