Variante de COVID repunta en California: ¿Cuáles son los síntomas?
La subvariante NB.1.8.1 del COVID-19, apodada “Nimbus”, está ganando terreno en California, generando preocupación por un posible aumento de casos este verano. Conocida por síntomas como un dolor de garganta descrito como “cuchilla de afeitar”, esta variante de la familia Ómicron se ha convertido en una de las más predominantes en el estado y el país, según datos recientes del Departamento de Salud Pública de California y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Un dolor de garganta que marca la diferencia
El síntoma más distintivo de la subvariante Nimbus es el dolor de garganta intenso, descrito por pacientes en China como una sensación de “garganta con cuchilla de afeitar”. Aunque este término puede sonar nuevo, dolores de garganta severos ya se habían reportado en EE.UU. con variantes previas, comparados con la sensación de tragar fragmentos de vidrio. Otros síntomas incluyen fiebre, fatiga, tos leve, dolores musculares, congestión nasal y, en algunos casos, problemas gastrointestinales como náuseas y diarrea.
“Antes de Ómicron, la pérdida de gusto y olfato era predominante, junto con dificultad para respirar”, explicó el Dr. Peter Chin-Hong, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de California en San Francisco. “Ahora, con menos hospitalizaciones, la atención se centra en síntomas como este dolor de garganta extremo”.
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Crecimiento acelerado de Nimbus en California
En California, Nimbus ha pasado de representar el 2% de los casos en abril al 55% en junio, según proyecciones del Departamento de Salud Pública estatal. A nivel nacional, para el período de dos semanas que terminó el 7 de junio, Nimbus constituyó el 37% de las muestras de coronavirus, casi igualando a la subvariante LP.8.1, que representa el 38%, según los CDC.
La tasa de positividad en pruebas de COVID-19 en California ha subido al 2.8%, frente al 1.1% en marzo. En el condado de Los Ángeles, las pruebas de vigilancia muestran un 5% de resultados positivos, comparado con el 3.8% a principios de mayo. Aunque las visitas a urgencias por COVID siguen siendo bajas, los niveles de coronavirus en aguas residuales están aumentando, especialmente en Santa Bárbara y San Bernardino, donde se reportan niveles moderados a altos.
Vigilancia en aguas residuales: un indicador clave
La Dra. Elizabeth Hudson, jefa regional de enfermedades infecciosas de Kaiser Permanente en el sur de California, señaló que la vigilancia de aguas residuales muestra un incremento en la actividad viral. “Santa Bárbara reporta niveles moderados a altos, mientras que Los Ángeles y Ventura tienen niveles bajos a moderados”, indicó. En el condado de Santa Clara, los niveles en San José son “altos”, mientras que en Palo Alto son “medios” y en Sunnyvale “bajos”.
A nivel estatal, los niveles de coronavirus en aguas residuales se consideran “medios”, un cambio desde los niveles “bajos” de abril. “Es probable que veamos aumentos estacionales en el futuro”, advirtió el Departamento de Salud Pública de California.
Controversia sobre las vacunas
El aumento de casos coincide con cambios en las políticas de vacunación impulsados por la administración del presidente Donald Trump. En mayo, los CDC suavizaron sus recomendaciones, eliminando la sugerencia universal de vacunar contra COVID-19 a personas mayores de 6 meses. Ahora, las mujeres embarazadas sanas y los niños sanos requieren consulta médica para vacunarse, una decisión criticada por el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos y la Asociación Médica Estadounidense.
La Dra. Yvonne Maldonado, experta en enfermedades infecciosas de Stanford, destacó la importancia de vacunar a mujeres embarazadas para protegerlas y a sus recién nacidos, quienes no pueden vacunarse antes de los 6 meses. “Los datos muestran mayores complicaciones en embarazadas no vacunadas”, afirmó.
El reciente despido de los asesores del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización por parte del secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., ha generado alarma. Organizaciones médicas y gobernadores de California, Oregón y Washington han condenado la medida, argumentando que pone en riesgo el acceso a vacunas. “Es un período oscuro para la salud pública”, lamentó el Dr. Chin-Hong.