Los recortes a Medicaid, clave para financiar los recortes fiscales de Trump, dividen a los republicanos.
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El ambicioso plan fiscal del presidente Donald Trump enfrenta una crisis sin precedentes en el Senado, donde los recortes propuestos al programa Medicaid han desatado una rebelión entre los republicanos. Más de una docena de senadores, liderados por Tom Tillis de Carolina del Norte, han advertido al líder de la mayoría, John Thune, que no apoyarán el inicio del debate sobre el “Gran y Hermoso Proyecto de Ley” debido a las profundas reducciones al programa federal de seguro médico para personas de bajos ingresos. Este revés, combinado con un fallo del parlamentario del Senado contra un impuesto clave a proveedores de salud, pone en riesgo la fecha límite del 4 de julio para aprobar el paquete fiscal, que incluye la extensión de los recortes de impuestos del primer mandato de Trump.
La controversia estalló durante un almuerzo a puertas cerradas, según tres asistentes que hablaron bajo anonimato en un reporte de Político. Tillis, uno de los más vocales, condicionó su voto a obtener claridad sobre el impacto de eliminar el impuesto a los proveedores de salud, un tributo que la mayoría de los estados aplican a hospitales para financiar Medicaid. “No votaré a favor de una moción hasta tener claridad sobre qué sucederá con el impuesto a los proveedores”, afirmó Tillis, citando datos del administrador de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), Mehmet Oz, que minimizan el impacto de la medida. Sin embargo, un documento compartido por Tillis estima que la eliminación del impuesto costaría $38,000 millones a los hospitales de Carolina del Norte.
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El proyecto de ley, aprobado por la Cámara de Representantes, congela este impuesto en sus niveles actuales, pero la versión del Senado, elaborada por el Comité de Finanzas, lo reduce progresivamente del 6% al 3.5% para 2031, con exenciones para residencias de ancianos y ciertos centros de cuidado. Esta medida es crucial para financiar los recortes fiscales de Trump, que buscan extender las rebajas impositivas de su primer mandato, las cuales expiran a fin de año. Sin embargo, el parlamentario del Senado, un regulador no partidista en el cargo desde 2012, dictaminó que la reforma del impuesto a proveedores viola las normas de procedimiento de la cámara, un golpe que complica los planes republicanos.

Vista exterior del Capitolio de EE.UU., sede del Congreso estadounidense en Washington, en una fotografía de archivo. EFE/Michael Reynolds
Rebelión republicana y hospitales en riesgo
La oposición no se limita a Tillis. El senador Josh Hawley de Missouri ha advertido que los recortes al impuesto a proveedores “dejarán a los hospitales rurales en mal estado”. Estos centros, que dependen de los fondos de Medicaid para operar, enfrentan el riesgo de cierres masivos si las reducciones se implementan. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), no partidista, el proyecto de la Cámara ya dejaría a 10.9 millones de personas sin atención médica; los recortes más profundos del Senado agravarían esta cifra. Organizaciones hospitalarias han alertado que la pérdida de ingresos podría devastar el sistema de salud en áreas rurales, donde Medicaid cubre a una gran proporción de pacientes.
En un intento por mitigar las críticas, los líderes republicanos propusieron un fondo de $15,000 millones para hospitales rurales. Sin embargo, la senadora Susan Collins de Maine, una de las voces moderadas, señaló que “cualquier dinero es útil, pero no es suficiente”. Collins aún no confirma su voto, lo que aumenta la presión sobre Thune, quien solo puede permitirse perder tres votos republicanos para aprobar el proyecto con el desempate del vicepresidente J.D. Vance.
“Estamos trabajando con todos los miembros para que se sientan cómodos con el proyecto de ley”, declaró Thune a la prensa, insistiendo en que confía en alcanzar un acuerdo. Sin embargo, la decisión del parlamentario, que rara vez es ignorada, obliga a los republicanos a considerar opciones drásticas: revisar las disposiciones problemáticas o arriesgarse a un desafío en el pleno, que requeriría 60 votos en un Senado dividido 53-47, un umbral casi imposible dado el rechazo unificado de los demócratas.
Demócratas al ataque y presión de Trump
Los demócratas, liderados por el senador Ron Wyden, principal miembro de la Comisión de Finanzas, han aprovechado la fractura republicana para denunciar los recortes. Wyden afirmó que las propuestas representan “$250,000 millones menos para Medicaid, perjudicando a niños, ancianos, personas con discapacidades y familias trabajadoras”. Los demócratas advierten que las restricciones a inmigrantes para acceder a programas de salud, también vetadas por el parlamentario, reflejan una agenda exclusionista que agrava la crisis.
Mientras tanto, Trump presiona para cumplir su plazo del 4 de julio. Un evento programado en la Sala Este de la Casa Blanca reunirá a camioneros, bomberos, ganaderos y trabajadores con propinas, grupos que, según la administración, se beneficiarán de los recortes fiscales. Trump espera usar el evento para instar al Congreso a aprobar el paquete, pero las tensiones en el Senado complican sus planes. “Tenemos planes de contingencia”, aseguró Thune, aunque evitó confirmar si las votaciones previstas seguirán adelante.

Imagen de una vacuna. EFE/Luis Tejido
Un sistema de salud en la cuerda floja
Medicaid, que cubre a más de 80 millones de estadounidenses junto con la Ley de Cuidado de Salud Asequible, es un pilar del sistema de salud para los más vulnerables. Los estados utilizan el impuesto a proveedores para aumentar los reembolsos federales, un mecanismo que, aunque criticado como un “lavado” por algunos, es esencial para financiar la cobertura. La propuesta del Senado, al reducir este impuesto, amenaza con desestabilizar el programa, especialmente en estados con alta dependencia de Medicaid.
Senadores como Rick Scott de Florida abogan por recortes aún más profundos, mientras que otros, como Lindsey Graham de Carolina del Sur, rechazan desafiar al parlamentario. “No tengo intención de anularla”, afirmó Graham. La falta de consenso complica las negociaciones, y la propuesta de un fondo para hospitales rurales ha generado división: algunos republicanos lo consideran insuficiente, mientras otros, como Collins, piden hasta $100,000 millones.
Un plazo incierto
El reloj avanza para los republicanos, que enfrentan no solo la oposición interna y el veto del parlamentario, sino también críticas externas. La CBO estima que los recortes propuestos por el Senado tendrían un impacto aún más severo que los de la Cámara, dejando a millones sin cobertura. Mientras, la presión de Trump y las expectativas de un evento mediático en la Casa Blanca mantienen la atención en el Capitolio.
Si los republicanos no logran unificar su bancada, el “Gran y Hermoso Proyecto de Ley” podría convertirse en un fracaso emblemático para la administración Trump. Con el Senado dividido y los demócratas listos para capitalizar cualquier tropiezo, los próximos días serán cruciales para determinar si los recortes fiscales y el costo humano de los recortes a Medicaid se impondrán en Washington.