El megaoperativo busca conseguir 3000 arrestos diarios. IRS, DEA y FBI se unen a los operativos de ICE.
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La administración del presidente Donald Trump ha desatado la mayor operación migratoria en la historia reciente de Estados Unidos: Operation At Large. Con un objetivo de 3,000 arrestos diarios de inmigrantes indocumentados, esta campaña no solo intensifica las deportaciones, sino que redefine el rol de agencias federales como el FBI, la DEA y el IRS, tradicionalmente enfocadas en crímenes financieros, narcotráfico y seguridad nacional. Desde Minneapolis hasta San Diego, las comunidades enfrentan redadas masivas, mientras el país debate si esta estrategia fortalece la seguridad o siembra temor en barrios inmigrantes.
Operation At Large: una movilización sin precedentes
Operation At Large marca un punto de inflexión en la política migratoria de Trump. Según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), la operación busca deportar a más de 11 millones de inmigrantes indocumentados, priorizando a aquellos con antecedentes penales, pero incluyendo a trabajadores esenciales y familias sin delitos graves. El DHS reportó 13,000 detenciones entre el 23 y el 31 de enero, un aumento del 200% respecto al mismo período en 2024.
La novedad radica en la participación de agencias no tradicionales. El FBI, que combate el crimen organizado, y la DEA, enfocada en el narcotráfico, han reasignado agentes para apoyar a ICE en redadas urbanas y rurales. Más sorprendente es la incorporación del IRS, que comparte datos fiscales para localizar a inmigrantes indocumentados, tras un acuerdo que provocó la renuncia de la jefa interina del IRS. Este enfoque, según Stephen Miller, asesor de la Casa Blanca, busca “triplicar” las detenciones, alcanzando un mínimo de 3,000 arrestos diarios.
Tom Homan, director de ICE, ha defendido la estrategia, afirmando que “ningún inmigrante indocumentado está exento”. En un comunicado, Homan anunció operativos en ciudades santuario como Nueva York y Los Ángeles, e incluso en áreas exclusivas como Martha’s Vineyard. La operación también incluye deportaciones rápidas, con vuelos semanales a países como México, Guatemala y Honduras.
Vista de un agente del FBI, en una fotografía de archivo. EFE/Matt Campbell
Redadas que desatan resistencia
Las redadas han generado protestas en todo el país. En Minneapolis, agentes de ICE, FBI y DEA irrumpieron en el restaurante Las Cuatro Milpas en East Lake Street, un punto de encuentro para la comunidad latina. Cientos de activistas y vecinos se enfrentaron a las autoridades, bloqueando vehículos y gritando “¡Fuera ICE!”. La presencia del Departamento de Policía de Minneapolis (MPD), en una ciudad santuario, desató críticas, especialmente tras las promesas de no cooperar con ICE. El concejal Jason Chavez calificó el operativo como “una traición”.
En San Diego, una redada nocturna en los restaurantes Buona Forchetta y Enoteca Buona Forchetta dejó cuatro empleados detenidos. Residentes rodearon los vehículos de ICE, mientras el alcalde Todd Gloria y el representante Juan Vargas denunciaron tácticas “intimidatorias”. Videos capturaron la indignación comunitaria, con carteles de apoyo apilados en los locales cerrados temporalmente.
En Newark, el alcalde Ras Baraka presentó una demanda federal contra la fiscal interina Alina Habba tras su arresto durante una protesta en el centro de detención Delaney Hall. Baraka acusó al gobierno de Trump de represión política, un caso que simboliza la resistencia de las ciudades santuario.
Transformación de las agencias federales
La reasignación de agentes ha transformado el panorama de las fuerzas del orden. El FBI ha destinado 1,500 agentes a tareas migratorias, un 10% de su fuerza operativa, según Reuters. La DEA, que enfrenta una crisis de fentanilo con más de 100,000 muertes por sobredosis en 2024, ha redirigido 800 agentes, generando críticas internas por desviar recursos de la lucha antidrogas. El IRS, por su parte, comparte datos fiscales para identificar a inmigrantes que usan números de identificación fiscal (ITIN), una práctica que la ACLU califica de “invasión de la privacidad”.
Esta reestructuración ha generado tensiones. Un informe de NBC News señala que el 60% de los agentes reasignados carecen de entrenamiento en leyes migratorias, aumentando el riesgo de abusos. En Chicago, una detención errónea de un ciudadano estadounidense de origen mexicano desató protestas.
Fotografía de archivo de un agente del Departamento Estadounidense Antidroga, (DEA). EFE/Ronda Churchill
Impacto en las comunidades
Las redadas han sembrado temor en comunidades inmigrantes. En California, donde el 40% de los 8,200 arrestos hasta febrero no tenían antecedentes penales, los rumores de operativos en escuelas han generado pánico. Organizaciones como el American Immigration Council reportan que solo 1 de cada 10 inmigrantes indocumentados tiene delitos graves, desmintiendo la narrativa de “seguridad pública”.
En Nueva York, el alcalde Eric Adams ha cooperado con ICE en casos penales, pero rechaza redadas masivas, mientras el gobernador Gavin Newsom destinó 25 millones de dólares para servicios legales a inmigrantes. En Nueva Jersey, marchas buscan cerrar centros como Delaney Hall, operado por GEO Group bajo un contrato de 1,000 millones de dólares.
Críticas internacionales y limitaciones
Países latinoamericanos, como Guatemala y Honduras, han denunciado tratos “humillantes” contra deportados, según DW. Venezuela, que aceptó deportaciones en 2024, ha ralentizado el proceso, limitando la capacidad de ICE, que opera con 41,500 camas de detención. Un 6% de los detenidos son liberados con tobilleras electrónicas debido a la saturación. La abogada Ana Gabriela Urizar criticó la operación por violar el debido proceso, mientras grupos de derechos civiles planean demandas contra el DHS.
Un debate nacional
Operation At Large ha polarizado a EE. UU. El DHS defiende las redadas como esenciales para la seguridad, pero activistas como Nayna Gupta argumentan que “criminalizan a trabajadores esenciales”.
Trump planea expandir centros de detención y reabrir Alcatraz para “criminales peligrosos”, según The Washington Post. Sin embargo, la resistencia crece. En Minneapolis, Lake Street sigue siendo un símbolo de lucha; en San Diego, Buona Forchetta representa la solidaridad; y en Newark, Baraka lleva su batalla a los tribunales. Mientras las redadas continúan, las ciudades santuario demuestran que la cacería migratoria enfrenta un obstáculo: la unidad comunitaria.