A cien años de su nacimiento, la figura de Rita Macedo continúa siendo tan fascinante como compleja. Conocida por su talento actoral, su enigmática personalidad y su trágico final, Macedo dejó una huella profunda en el cine mexicano, tanto en su época dorada como en su evolución posterior. Fue madre, actriz, escritora y musa de algunos de los directores más importantes del país, pero también fue una mujer que vivió marcada por la contradicción, el desamor y la búsqueda constante de identidad.
Nacida como María Concepción Macedo Guzmán, hija del poeta y político Miguel Macedo y de la escritora Julia Guzmán, Rita Macedo tuvo una infancia difícil. Desde los dos años fue enviada a internados en México y Estados Unidos, lejos de sus padres, lo que marcó profundamente su carácter.
Rita Macedo: inicios en el cine mexicano
La carrera artística de Rita Macedo comenzó en 1942, cuando el productor Mauricio de la Serna la invitó a participar en Las cinco noches de Adán, dirigida por Gilberto Martínez Solares. A partir de ese momento, Macedo comenzó a formar parte del elenco habitual de películas de la época de oro del cine mexicano.
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Actuó en El ángel negro (1942), Internado para señoritas (1943) y El ropavejero, de Emilio Gómez Muriel con guion de Joaquín Pardavé. Su belleza y presencia en pantalla le abrieron muchas puertas, aunque su hija, la escritora Cecilia Fuentes, considera que el éxito de su madre fue más fruto de la suerte que del reconocimiento real a su talento en aquella etapa.
El verdadero salto llegó en 1948 con Rosenda, de Julio Bracho, quien también le sugirió adoptar el nombre artístico con el que sería conocida. Ese mismo año comenzó a ser reconocida como una actriz de carácter. En palabras de Cecilia: “Rosenda fue su primera gran oportunidad, le encantaba la cinta, sobre todo porque tenía dos finales distintos”.
Colaboró también con Emilio “el Indio” Fernández en Duelo en las montañas (1950) y con Ernesto Cortázar en varios proyectos. A lo largo de su carrera participó en casi cien producciones entre cine y televisión.
Foto: Captura/Película «Duelo en las montañas»
Rita Macedo y Luis Buñuel: alianza artística y personalidad transformada
Entre las películas que más valoró Rita Macedo se encuentran las dirigidas por Luis Buñuel: Nazarín (1959), Ensayo de un crimen (1955) y El ángel exterminador (1962). Estas colaboraciones no solo marcaron su madurez actoral, sino que también le permitieron afianzar una amistad con uno de los cineastas más influyentes del siglo XX.
Durante esta etapa, y ya con estudios de actuación en Londres, Rita Macedo refinó su técnica, aprendió a modular su voz y a controlar sus gestos, cualidades que le permitieron recibir finalmente reconocimiento por su talento. Fue gracias a esta transformación que en 1972 ganó el premio Ariel a mejor actriz por Tú, yo, nosotros.
Su trabajo con el director Arturo Ripstein en El castillo de la pureza (1973) también fue fundamental en su carrera. La película, basada en una historia real, le permitió mostrar una versatilidad poco reconocida en la mayoría de las actrices de su generación.
Foto: PECIME
Rita Macedo: actriz, madre y mujer inquieta
La vida privada de Rita Macedo fue tan intensa como su carrera profesional. Estuvo casada tres veces: primero con el productor Luis de Llano, con quien tuvo a Julissa y Luis de Llano Macedo. Posteriormente, con Pablo Palomino, una relación marcada por el maltrato. Finalmente, se casó con el escritor Carlos Fuentes, padre de Cecilia Fuentes, con quien vivió lo que ella misma consideró su época más feliz, aunque también la más dolorosa.
“Mi mamá nunca se recuperó del todo después de que mi papá se fue. Su depresión se volvió parte de su día a día”, recordó Cecilia, quien también aseguró que Rita lo idealizó, al punto de proyectar en su hija un resentimiento que con el tiempo descubrió injustificado.
Pese a tener múltiples relaciones amorosas, nunca logró encontrar estabilidad emocional. La distancia entre su personalidad apasionada y su necesidad de control parece haber sido uno de los conflictos constantes en su vida.
El trágico final de Rita Macedo
En diciembre de 1993, Rita Macedo se suicidó dentro de su automóvil, en su casa ubicada en San Ángel, Ciudad de México. Tenía 68 años. La noticia conmocionó al mundo artístico, aunque su hija sostiene que los signos de su deterioro emocional ya estaban presentes.
“Se sentía mal todo el tiempo, pero los doctores no encontraban nada. Yo creo que fue una combinación de lo físico y lo psicológico. Nunca se recuperó de haber perdido a mi padre, y creo que escribir sus memorias le hizo revivir muchos dolores”, explicó Cecilia.
Antes de su muerte, Rita Macedo trabajaba en su libro autobiográfico. Su hija recopiló y editó esos textos en Mujer en papel: memorias inconclusas de Rita Macedo. La obra ya va en su quinta edición e incluye fotografías inéditas de la actriz.