Venezuela vive este domingo 25 de mayo de 2025 una jornada de elecciones locales marcada por una baja participación de electores en los centros de votación, donde se eligen 285 diputados de la Asamblea Nacional y 24 gobernadores, incluida la nueva gobernación de El Esequibo, región disputada con Guyana.
Con 21.4 millones de venezolanos registrados para votar, la afluencia ha sido notoriamente escasa desde la apertura de las urnas, un reflejo de los llamados de la oposición a boicotear los comicios y la reciente ola represiva del gobierno, que dejó al menos 70 detenciones en días previos. El presidente Nicolás Maduro, quien suele votar temprano, no había acudido a las urnas pasadas cuatro horas del inicio de la jornada.
La jornada electoral comenzó con muchos centros vacíos, como constataron recorridos en el centro y este de Caracas, un contraste evidente con las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024. La oposición, liderada por María Corina Machado, ha insistido en que participar legitima un sistema electoral cuestionado tras la reelección de Maduro, cuyos resultados no fueron respaldados por actas oficiales, generando críticas internacionales y denuncias de irregularidades. “No voy a votar, no creo en el CNE, no creo que respete el voto; nadie olvida lo que pasó en las presidenciales. Es triste, pero es así”, expresó Carlos León, un chofer de 41 años, cerca de un centro desolado en Caracas.
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La baja participación se alinea con el boicot promovido por Machado, quien argumentó que “no procede participar en elecciones de ningún tipo” hasta que se reconozca el resultado de julio, cuando Edmundo González, ahora exiliado en España, fue considerado ganador por varios países. El gobierno, que controla 19 de 23 gobernaciones y más del 90% de la Asamblea Nacional, ve en estas elecciones una oportunidad para reafirmar su dominio.
Sin embargo, las detenciones recientes, incluyendo la del exlegislador Juan Pablo Guanipa, cercano a Machado, han intensificado el clima de represión. El ministro del Interior, Diosdado Cabello, señaló que las investigaciones apuntan a un supuesto plan para secuestrar funcionarios, aunque Guanipa permanece en la clandestinidad desde las protestas poselectorales de 2024.

Algunos aliados de Maduro, como el dirigente Freddy Bernal, candidato a la reelección en Táchira, justificaron la ausencia de largas filas por la rapidez del sistema automatizado. “No vamos a ver grandes colas porque el proceso es muy rápido”, afirmó en televisión estatal. Otros electores, como Andrea Martínez, una ama de casa de 34 años, mostraron apoyo al gobierno.
“Vine tempranito a votar como siempre lo he hecho. Sé que el país está mal, pero tengo confianza que el Gobierno puede hacerlo mejor. Voto por la paz en Venezuela”, dijo mientras buscaba su mesa en un centro con poca afluencia. Sin embargo, muchos ven estas elecciones como una herramienta para legitimar el poder de Maduro tras las más de 2,000 detenciones posteriores a julio de 2024.
Desafíos en las elecciones locales
La oposición, fragmentada tras el llamado al boicot, solo presenta candidatos en algunos estados, como Manuel Rosales en Zulia, quien busca la reelección ignorando a Machado. Otros opositores, como los gobernadores de Barinas, Cojedes y Nueva Esparta, también intentan repetir en sus cargos, pero el ambiente electoral está marcado por el escepticismo.
El país enfrenta una nueva crisis económica, con 7.7 millones de venezolanos emigrados desde 2014 según la Agencia de la ONU para los Refugiados, lo que agrava el descontento. La región de El Esequibo, incorporada como nuevo estado tras la disputa con Guyana, añade un elemento geopolítico a estos comicios, aunque la participación allí también parece limitada.

El gobierno ha destacado la importancia de estas elecciones para medir el apoyo popular, pero la ausencia de Maduro en las urnas iniciales y las denuncias de manipulación electoral refuerzan las dudas. Mientras tanto, la oposición espera que la baja afluencia refleje su rechazo al sistema, aunque el oficialismo confía en consolidar su control. La jornada, que comenzó a las 6:00 a.m., se extiende hasta las 6:00 p.m., pero el panorama sugiere que el resultado será más un reflejo de la polarización que un cambio significativo en el rumbo político de Venezuela.