Un líder sindical buscó refugio en la embajada de Bolivia en Panamá, en medio de una ola de protestas y tensiones con el gobierno local. Saúl Méndez, secretario general del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (Suntracs), ingresó a la delegación diplomática en horas de la madrugada tras saltar una cerca, solicitando asilo político según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá a las 9:00 a.m.
La decisión se produce tras un mes de huelgas indefinidas y enfrentamientos entre el sindicato y las fuerzas de seguridad, desencadenados por la reforma al seguro social aprobada en marzo y otras medidas del presidente José Raúl Mulino, quien ha acusado al Suntracs de tener una «agenda oculta» para desestabilizar el país.
El Ministerio de Relaciones Exteriores detalló que Méndez, quien no enfrenta cargos formales según información oficial, entró a la embajada alrededor de las 2:30 a.m. y presentó una carta formalizando su solicitud de asilo. El encargado de negocios de Bolivia, Carlos Javier Cornejo, confirmó que el caso será analizado por el Consejo Nacional de Refugiados en La Paz, mientras el gobierno panameño asegura que respeta las convenciones internacionales sobre asilo diplomático. Las protestas, lideradas por el Suntracs junto con gremios de docentes y trabajadores bananeros, han incluido bloqueos en carreteras y enfrentamientos con la Policía Nacional, dejando heridos y detenidos en las últimas semanas.
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Contexto de las protestas
El ingreso de Méndez, a la embajada bolivariana, ocurre en un contexto de creciente tensión tras la aprobación de la Ley 462, que reforma la Caja de Seguro Social, una medida que los sindicatos consideran perjudicial para las pensiones de los trabajadores. Desde el 23 de abril, el Suntracs ha encabezado movilizaciones en varias provincias, exigiendo la derogación de la ley y oponiéndose a un acuerdo con Estados Unidos sobre el despliegue de tropas, así como a planes de reabrir una mina de cobre y construir un nuevo embalse para el Canal de Panamá. El Ministerio de Seguridad ha reportado que las protestas han resultado en al menos 50 detenciones y daños a infraestructura pública desde su inicio.
El presidente Mulino ha calificado al Suntracs de «mafia» y señaló que las acciones del sindicato buscan paralizar la economía nacional. Hace una semana, Jaime Caballero, otro dirigente del gremio, fue arrestado por presunto lavado de dinero, lo que escaló las tensiones. El Instituto Panameño Autónomo Cooperativo (Ipacoop) también ordenó el martes el cierre de una cooperativa vinculada al Suntracs por sospechas de irregularidades financieras, una decisión que el sindicato denuncia como persecución política. Las manifestaciones han afectado el transporte y el comercio, especialmente en la provincia de Panamá y la región de Bocas del Toro.
Reacciones y próximos pasos
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá afirmó que Méndez no es un perseguido político, insistiendo en que el país respeta el estado de derecho y que cualquier proceso legal debe seguir su curso. Sin embargo, dirigentes del Suntracs, como Yamir Córdoba, han denunciado que la vida de Méndez estaba en riesgo debido a las presiones del gobierno, justificando su búsqueda de asilo. La Fiscalía Segunda contra la Delincuencia Organizada emitió órdenes de captura contra 11 dirigentes del sindicato, incluyendo a Méndez, por presunta estafa agravada y asociación ilícita, aunque aún no se ha confirmado oficialmente su vinculación directa.
La embajada boliviana permanece bajo vigilancia policial desde esta mañana, mientras medios locales e internacionales se congregan en los alrededores a la espera de más detalles. El gobierno de Mulino ha indicado que esperará la decisión de Bolivia antes de tomar medidas adicionales, mientras las protestas continúan con bloqueos intermitentes en la Carretera Panamericana. La incertidumbre crece entre los trabajadores, quienes planean nuevas acciones para exigir diálogo con el Ejecutivo, en un conflicto que podría extenderse en las próximas semanas si no se llega a una solución.