Así afectará a México el nuevo impuesto de EE.UU. a las remesas
El nuevo impuesto del 1% a las remesas en efectivo, firmado por el presidente Donald Trump el 4 de julio de 2025, impactará a México, que recibió $64,745 millones en remesas en 2024, equivalentes al 3.8% de su PIB, según el Banco de México. Aunque reducido del 5% original, el gravamen, parte de la “One Big Beautiful Bill”, aplicará a todos los estadounidenses, afectando a 12 millones de mexicanos en EE.UU., incluidos 4 millones de indocumentados. El Center for Global Development estima una caída del 1.6% en los envíos, costándole a México $1,500 millones anuales. La medida, que generó 5.2 millones de vistas en redes sociales, ha desatado críticas por su impacto en familias vulnerables y el riesgo de fomentar canales informales de envío.
Pérdidas económicas significativas
El impuesto, que recaudará $10,000 millones hasta 2035 según el Comité Conjunto sobre Tributación, golpeará a México más que a otros países en términos absolutos. Estados como Michoacán, Guanajuato y Jalisco, que reciben el 26% de las remesas, enfrentarán pérdidas significativas, con $5,500 millones cada uno en 2024, según el Banco de México. En regiones rurales, donde el 52% de los hogares beneficiarios vive en poblaciones de menos de 15,000 habitantes, según el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, el impacto será mayor. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció reembolsos a través de la tarjeta Finabien para envíos electrónicos, que representan el 99% de las remesas, mitigando el efecto en $180 millones de envíos en efectivo.
Impacto en los migrantes
El gravamen, que se suma al 6.5% promedio en comisiones de transferencia, afectará especialmente a migrantes que envían entre $250 y $300 mensuales, según Carmen Leon-Himmelstine del Overseas Development Institute. Para un envío de $300, el costo adicional será de $3, elevando el total a $22.50 con comisiones, lo que reduce el ingreso disponible de familias en estados como Chiapas, donde las remesas son el 12% del PIB estatal. La medida contradice el objetivo de la ONU de reducir comisiones a 3%, afectando a 11.3% de los hogares mexicanos que dependen de estos envíos, según el Consejo Nacional de Población. Organizaciones como la ACLU advierten que el impuesto es regresivo, perjudicando a los más pobres.
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Aumento de canales informales
Expertos como Gabriela Siller de Banco Base prevén que el impuesto incentivará métodos informales, como envíos a través de familiares, paqueteros o criptomonedas, que representan riesgos de crimen organizado. En 2024, solo el 0.7% de las remesas se envió en efectivo, según el Banco de México, pero la medida podría desviar más flujos a canales no regulados. Esto dificultará la fiscalización y podría generar $600 millones en pérdidas para México, según Ecoanalítica, en lugar de los $1,500 millones estimados. La Financial Technology Association señaló que el 14% de los hogares no bancarizados en EE.UU. dependerá más de estos métodos, afectando pequeños comercios en California y Texas, que envían el 47% de las remesas.
Reacciones y medidas mexicanas
Sheinbaum calificó el impuesto como “injusto” por implicar doble tributación, ya que los migrantes pagan impuestos en EE.UU., donde los indocumentados aportaron $66,000 millones en 2023, según el BudgetLab de Yale. México impulsó una campaña de cabildeo que redujo el gravamen del 5% al 1%, enviando senadores a Washington y promoviendo cartas de migrantes con doble nacionalidad. La SRE reforzó la asistencia consular, atendiendo 2,000 consultas en julio sobre el impuesto, y el programa Finabien busca masificar transferencias electrónicas, exentas del gravamen. Sin embargo, el 65% de los mexicanos desaprueba la medida, según una encuesta de El Financiero, temiendo un impacto en el consumo local.
Efectos regionales y migratorios
El impuesto también afectará a Centroamérica, con Guatemala perdiendo $415 millones y El Salvador $198 millones, equivalentes al 0.62% de su ingreso nacional bruto, según el Center for Global Development. En Honduras, las remesas, que son el 25.9% del PIB, caerán $175 millones. La medida, vinculada a $170,000 millones para seguridad fronteriza y deportaciones, no desincentivará la migración, según Leon-Himmelstine, sino que podría aumentarla a largo plazo si las familias reciben menos apoyo. En 2025, México espera 1.3 millones de deportados, según UCLA, lo que reduciría aún más las remesas y el consumo en un 11.7%, afectando la economía mexicana en un contexto de inflación del 3.2%.