La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, sostuvo este miércoles una reunión con la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, para tratar temas clave sobre migración y seguridad fronteriza. Este encuentro marca un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales, tras meses de tensiones entre ambos gobiernos.
La cita tuvo lugar en Tegucigalpa, siendo la primera ocasión en que un miembro del gabinete del presidente Donald Trump visita Honduras desde su regreso a la Casa Blanca. Aunque ninguna de las funcionarias ofreció declaraciones a la prensa, el canciller hondureño Javier Bú Soto confirmó que ambos países firmaron una carta de intención para colaborar en el intercambio de datos biométricos de personas que transitan por territorio hondureño.
Según el funcionario, también se alcanzó un acuerdo adicional sobre migrantes que buscan protección en Honduras, aunque no se revelaron detalles específicos sobre su contenido.
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EE.UU. y Honduras fortalecen cooperación migratoria y de seguridad
El intercambio de datos biométricos forma parte de una estrategia regional impulsada por Estados Unidos para monitorear de manera más eficiente los flujos migratorios. Washington ya ha firmado pactos similares con otros países centroamericanos, en un intento por frenar la migración irregular y mejorar los controles de seguridad.
La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem (c), en compañía del ministro de Seguridad, Frank Ábrego (i) durante una visita a la capital panameña de Kristi Noem. EFE/ Gabriel Rodríguez
“El compromiso entre EE.UU. y Honduras incluye temas de seguridad migratoria, fronteriza y lucha contra el narcotráfico”, aseguró el canciller Bú Soto tras la reunión. La visita de Noem también contempla una parada en Guatemala, donde este jueves se reunirá con el presidente Bernardo Arévalo.
Este acercamiento se produce luego de un periodo particularmente tenso entre Estados Unidos y el gobierno de Xiomara Castro. El año pasado, la presidenta hondureña ordenó la suspensión del tratado de extradición, lo que generó un fuerte desencuentro diplomático. Fue bajo ese tratado que su antecesor, Juan Orlando Hernández, fue enviado a Estados Unidos para enfrentar cargos de narcotráfico.
Posteriormente, el embajador estadounidense en Tegucigalpa generó malestar en el entorno de Castro tras criticar la visita de funcionarios hondureños a Venezuela, donde se reunieron con altos mandos del régimen de Nicolás Maduro, incluido el ministro de Defensa Vladimir Padrino López, señalado por EE.UU. por presuntos vínculos con el narcotráfico.
Honduras y Estados Unidos buscan estabilizar una relación conflictiva
Otro episodio de fricción se produjo en enero de este año, cuando Castro amenazó con retirar la cooperación militar con Washington en caso de que el presidente Trump cumpla su promesa de implementar deportaciones masivas.

Fotografía de archivo de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro. EFE/Carlos Lemos
Estados Unidos mantiene desde 1983 una presencia militar significativa en la base aérea de Soto Cano, cerca de Tegucigalpa. Aunque la instalación pertenece oficialmente a Honduras, se ha convertido en una plataforma clave para operaciones humanitarias y antidrogas en la región.
Sin embargo, tras meses de tensiones, el gobierno hondureño decidió restaurar el tratado de extradición, luego de negociaciones discretas con la administración Trump. A pesar de esta medida conciliadora, Honduras fue excluida de la gira regional que realizó en febrero el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, lo que fue interpretado como una señal de que la relación bilateral aún no estaba completamente restablecida.
La actual visita de Kristi Noem sugiere que ambos gobiernos están dispuestos a reencauzar el diálogo y trabajar conjuntamente en áreas críticas como la migración, la seguridad y el combate al crimen organizado.
EE.UU. y Honduras reafirman su compromiso frente a la migración
La agenda de Noem en Centroamérica también incluyó visitas a Costa Rica y Panamá. En San José, se reunió con el presidente Rodrigo Chaves, con quien firmó un acuerdo para que Costa Rica se sume al programa Global Entry, que permite a viajeros preseleccionados ingresar más rápido a EE.UU.
Además, EE.UU. se comprometió a apoyar a Costa Rica en la implementación de tecnología para escanear a todas las personas y bienes que ingresen a su territorio, como parte de los esfuerzos para frenar el crimen transnacional.
“No solo necesitamos saber quién entra a nuestros países, sino también evitar que extiendan su criminalidad y su maldad por todo el mundo”, declaró Noem.
En Panamá, la funcionaria firmó un acuerdo de colaboración con el presidente José Raúl Mulino, por el cual EE.UU. destinará 14 millones de dólares a un programa de repatriación de migrantes. Bajo este esquema, el gobierno panameño deportará en avión a personas que no puedan continuar su tránsito hacia el norte.
El esfuerzo diplomático en Centroamérica refuerza la estrategia del gobierno de Donald Trump para reducir la inmigración no autorizada hacia EE.UU., mediante alianzas con gobiernos regionales que actúen como primeros filtros migratorios.
En este contexto, el diálogo entre EE.UU. y Honduras representa un paso significativo para establecer un marco de cooperación más sólido, en un momento en que la presión política sobre el tema migratorio sigue creciendo.