El Gobierno de Donald Trump intensificó esta semana su ofensiva contra las universidades al ordenar, mediante un requerimiento administrativo, que la Universidad de Harvard entregue información detallada sobre sus estudiantes extranjeros. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), a través del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), acusó a la institución de negarse a colaborar de forma voluntaria en anteriores solicitudes y ahora exige datos sobre el estatus migratorio de sus estudiantes desde el 1 de enero de 2020.
Este nuevo conflicto marca un capítulo más en la ya tensa relación entre la administración republicana y los campus universitarios, que en los últimos años han sido objeto de críticas por parte del presidente por lo que él considera “ideologías radicales” y una “falta de diversidad de pensamiento”.
El Gobierno de Trump exige datos de estudiantes extranjeros
La solicitud del DHS apunta directamente a los estudiantes extranjeros que actualmente cursan estudios en Harvard bajo visas F-1 o J-1. Tricia McLaughlin, secretaria adjunta del Departamento, justificó la medida al señalar que algunas universidades —incluida Harvard— “han permitido que los estudiantes extranjeros abusen sus privilegios de visados y defiendan la violencia y el terrorismo en los campus universitarios”.
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Fotografía de archivo de estudiantes que caminan frente a la biblioteca de la Universidad de Harvard, en Boston (EE.UU.). EFE/Marta Garde
Según la funcionaria, Harvard habría ignorado solicitudes previas de cooperación en investigaciones relacionadas con inmigración, lo que habría llevado al Gobierno a utilizar herramientas legales más contundentes como el requerimiento administrativo. Esta medida le otorga al ICE la autoridad para exigir documentos sin necesidad de una orden judicial, una estrategia que ha sido fuertemente cuestionada por defensores de las libertades civiles.
El requerimiento incluye documentos de admisión, estados migratorios, historiales académicos y cualquier otro dato considerado “relevante” para la vigilancia migratoria de los estudiantes extranjeros desde 2020.
Harvard se defiende: “una represalia y una extralimitación”
La Universidad de Harvard respondió al requerimiento calificándolo de “represalia política” y denunció que la administración Trump está cruzando los límites del poder federal al intentar interferir en decisiones académicas, como a quién admitir o contratar. Un portavoz de la universidad afirmó que “estos requerimientos son injustificados” y recordó que Harvard ya entregó documentación en abril y mayo, pero que el Gobierno la consideró “insuficiente”.
En junio, Harvard presentó una demanda ante un tribunal federal para impedir la ejecución de un veto impuesto por el Gobierno, que bloqueaba los programas de intercambio y la llegada de estudiantes y académicos extranjeros a la institución. Una jueza federal concedió una medida cautelar que paraliza el veto mientras avanza el litigio.

Vista de varios objetos con las insignias de la Universidad de Harvard, el 27 de mayo de 2025, en el campus de Cambridge, Massachusetts (EE.UU.). EFE/Cj Gunther
Además, Harvard enfrenta la congelación de cerca de 2,000 millones de dólares en fondos federales, acusada por el Ejecutivo de “conductas antisemitas” y de aplicar políticas de discriminación positiva que, según Trump, limitan la “diversidad ideológica” en el campus.
Estudiantes extranjeros en Harvard: clave para la investigación y la innovación
Actualmente, Harvard alberga a más de 6,000 estudiantes internacionales de más de 150 países, una comunidad que no solo enriquece el ambiente académico, sino que también representa un componente esencial para la investigación científica y tecnológica en EE.UU.
Diversas organizaciones académicas y de derechos civiles han condenado el requerimiento del DHS y el enfoque de la administración Trump hacia los estudiantes extranjeros. Argumentan que las universidades privadas, como Harvard, deben tener autonomía sobre sus procesos de admisión y que criminalizar a los estudiantes extranjeros sienta un precedente peligroso.
Para expertos legales, esta ofensiva puede tener implicancias más allá de Harvard. El DHS instó públicamente a otras universidades a “tomar nota” de las consecuencias que podrían enfrentar si no cooperan. Esto podría anticipar una ola de acciones similares contra otras instituciones de educación superior que reciben estudiantes internacionales.
Una escalada en la presión contra las universidades
El conflicto entre el Gobierno de Trump y el ámbito académico no es nuevo. Desde su regreso al poder, el presidente ha endurecido sus posturas en torno a la educación superior, impulsando comités como el “Grupo de trabajo federal para combatir el antisemitismo”, que ha puesto bajo escrutinio a instituciones como Harvard y Columbia por supuesta permisividad con discursos radicales.
Para críticos de la administración, este grupo de trabajo opera como una herramienta política para controlar el discurso universitario, atacar políticas de inclusión racial y desincentivar la participación de estudiantes extranjeros en universidades de élite.
A medida que el año electoral avanza, los analistas no descartan que este tipo de acciones aumenten en tono y frecuencia, especialmente entre los sectores conservadores que han hecho del control migratorio y el discurso nacionalista sus principales banderas políticas.