Agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) realizaron redadas en iglesias católicas del sur de California, lo que ha provocado una ola de temor entre migrantes y organizaciones religiosas. Los operativos se llevaron a cabo el viernes 20 de junio en propiedades parroquiales de las ciudades de Montclair y Highland, según confirmó el diario The San Bernardino Sun, y representan un giro polémico en las políticas de control migratorio en Estados Unidos.
Durante la administración del expresidente Joe Biden, los agentes del ICE tenían prohibido actuar en escuelas, hospitales, iglesias y otros espacios denominados “zonas sensibles”. Sin embargo, el nuevo enfoque migratorio de la actual administración eliminó esas restricciones, permitiendo redadas incluso en instituciones religiosas.
Redadas del ICE en iglesias causan conmoción
De acuerdo con los reportes locales, agentes federales detuvieron a varias personas en el estacionamiento de la iglesia St. Adelaide en Highland. Según líderes religiosos, ninguna de las personas arrestadas era empleada ni estaba registrada como miembro activo de la parroquia. En otro incidente, ocurrido en la iglesia Our Lady of Lourdes en Montclair, un feligrés masculino fue aprehendido por los oficiales del ICE dentro de las instalaciones.
Te Recomendamos
Foto: EFE
Estos operativos han causado una profunda preocupación en las comunidades migrantes, muchas de las cuales dependen de las iglesias no solo como espacios espirituales, sino también como centros de apoyo legal, emocional y humanitario. En particular, en California —estado con una de las mayores poblaciones latinas del país— las iglesias han funcionado históricamente como refugios temporales para quienes huyen de la violencia o atraviesan procesos migratorios complejos.
El papel de las iglesias en la protección de migrantes
Las iglesias católicas y otras instituciones religiosas han ofrecido durante décadas servicios esenciales a la población migrante. Desde distribución de alimentos y ropa hasta orientación legal sobre asilo o estatus migratorio, muchas parroquias se han convertido en una red vital para las comunidades más vulnerables. La reciente presencia de agentes del ICE en estos espacios pone en entredicho la función histórica de las iglesias como santuarios.
El obispo Alberto Rojas, de la Diócesis de San Bernardino, fue uno de los primeros en alzar la voz ante esta situación. En una declaración emitida días después de los operativos, lamentó profundamente las acciones de los agentes. “No debería sorprender que esto esté generando una enorme cantidad de miedo, confusión y ansiedad para muchos. No es el Evangelio de Jesucristo – que nos guía en todo lo que hacemos”, expresó Rojas.
Foto: EFE
Además, el obispo solicitó a las autoridades federales que cesen estas operaciones mientras se implementan los nuevos planes migratorios anunciados desde Washington. Rojas también alertó sobre la extensión de estos operativos a otros espacios: “Ahora vemos a agentes detener personas al salir de sus casas, en sus lugares de trabajo y en otros entornos públicos elegidos al azar, incluyendo propiedades de la iglesia”.
ICE intensifica operativos en “ciudades santuario” como respuesta federal
La irrupción de agentes del ICE en propiedades religiosas forma parte de una estrategia más amplia para incrementar el control migratorio en las llamadas “ciudades santuario”, como Los Ángeles, donde las autoridades locales han limitado históricamente la colaboración con las agencias federales.
Según el Departamento de Seguridad Nacional, la reversión de la política de zonas sensibles responde a la necesidad de capturar a “individuos con antecedentes criminales que se refugian en escuelas e iglesias para evitar su arresto”. Esta posición, sin embargo, ha sido duramente criticada por organizaciones religiosas, activistas y defensores de derechos humanos.
Para muchos líderes comunitarios, esta nueva política ha tenido consecuencias inmediatas: disminución de la asistencia a misas, miedo generalizado entre feligreses y retraimiento de personas que antes participaban activamente en la vida de sus iglesias. Incluso ciudadanos estadounidenses de origen latino han mostrado recelo a acudir a templos por temor a ser confundidos con migrantes indocumentados.
La comunidad religiosa ha comenzado a organizar protestas pacíficas en rechazo a estas medidas. El propio obispo Rojas instó a quienes se manifiestan a actuar con respeto: “Es su derecho constitucional hacerlo, y hago un llamado a todos los manifestantes para que actúen sin vulgaridad, sin violencia hacia otros ni destrucción de propiedad”.
En respuesta, el gobierno federal ha desplegado personal de la Guardia Nacional en algunas zonas donde se han reportado protestas, lo cual, según líderes religiosos, solo ha incrementado el temor a la represión y la violencia institucional.
El futuro de las iglesias como espacios seguros para migrantes es ahora incierto. Lo que está claro, según diversos líderes eclesiásticos, es que este tipo de intervenciones está socavando la confianza en instituciones que durante décadas han ofrecido ayuda incondicional a quienes más lo necesitan.