El papa Francisco es inhumado en la Basílica de Santa María la Mayor
El féretro del papa Francisco recorrió este sábado las calles de Roma a bordo del papamóvil, desde la basílica de San Pedro hasta la Basílica de Santa María la Mayor, cumpliendo así con el deseo que dejó escrito en su testamento. Miles de fieles se congregaron a lo largo del recorrido para despedir al pontífice argentino, que pasará a la historia como uno de los papas más cercanos a la gente.
El cortejo fúnebre atravesó el centro histórico de la ciudad bajo una intensa emoción colectiva. A su llegada a la basílica, cuarenta personas —entre ellas personas en situación de vulnerabilidad y algunos reclusos— esperaban en la escalinata de entrada, cada uno sosteniendo una rosa blanca, en señal de respeto y gratitud.
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Devoción mariana hasta el final
El papa Francisco eligió ser enterrado en Santa María la Mayor por su profunda devoción a la Virgen María, en particular al icono de la ‘Salus Populi Romani’. Este histórico icono mariano ha sido venerado durante siglos como protector de Roma, y Francisco solía visitarlo antes y después de cada viaje internacional, además de en momentos críticos como la pandemia de COVID-19 o tras recibir el alta hospitalaria.
Los sediarios pontificios trasladaron el ataúd de Francisco al interior del templo, acompañado en procesión por cardenales, obispos y autoridades eclesiásticas. La ceremonia, íntima y solemne, reflejó el estilo humilde que caracterizó su pontificado.
La tumba de Francisco: sencillez y simbolismo
El féretro fue llevado hasta el lateral de la basílica, en las proximidades de la Capilla Paolina, donde se encuentra el icono de la Virgen. Cuatro niños, representantes de los desfavorecidos, depositaron cestas de flores blancas en honor al papa, un gesto sencillo pero cargado de significado.
La tumba del papa Francisco será austera, tal como lo solicitó. Se encuentra en tierra, entre la Capilla Paolina y la tumba de la familia Sforza, célebre en la historia italiana. La lápida de mármol blanco lleva grabado simplemente «FRANCISCUS» y está adornada con una reproducción en plata de su cruz pectoral, símbolo de su dedicación pastoral y de su compromiso con los más humildes.
La imagen del féretro frente al icono mariano fue la última transmitida por los medios durante el funeral, dejando una escena que quedará grabada en la memoria de los católicos de todo el mundo.
Una ceremonia privada con apertura al público
El entierro del papa Francisco se realizó en una ceremonia privada, siguiendo el deseo de discreción que manifestó en vida. Solo un reducido grupo de cardenales, obispos, representantes diplomáticos y colaboradores cercanos pudo asistir al acto final.
A partir de este domingo, la tumba quedará abierta al público. Se espera que miles de fieles de todo el mundo peregrinen a la Basílica de Santa María la Mayor para rendir homenaje al pontífice que abogó por una Iglesia más cercana a los pobres y más comprometida con la justicia social.
Con esta sepultura en uno de los templos más antiguos y venerados de Roma, Francisco une su legado a siglos de historia cristiana, en un gesto de humildad y fe que quedará como parte esencial de su recuerdo.