Una operación de distribución de ayuda en Gaza se convirtió en tragedia este martes 27 de mayo, cuando al menos 47 personas resultaron heridas por disparos realizados por fuerzas del Ejército israelí en un centro gestionado por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF). La noticia, confirmada por Ajith Sunghay, jefe de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos, ha generado alarma internacional. El incidente ocurrió en un punto de reparto en el sur de la Franja, donde miles de palestinos desesperados buscaban alimentos tras meses de bloqueo humanitario.
Según Sunghay, los disparos ocurrieron durante el primer día de operaciones de GHF, una organización respaldada por Estados Unidos e Israel. El Gobierno gazatí reportó al menos tres muertes, aunque la ONU no pudo verificar esta cifra debido a la falta de acceso directo a la zona. Sunghay calificó la situación como un «ejemplo muy claro del peligro» de este sistema de distribución, destacando que muchas personas no pueden llegar al lugar por su ubicación remota en el extremo sur de Gaza, lo que agrava la crisis humanitaria en la región.
Tensiones y críticas en Gaza
La distribución de apoyo humanitario gestionada por GHF ha sido desde el inicio un punto de controversia. La organización, creada en mayo por el Departamento de Estado de Estados Unidos e integrada por exmilitares y empresas de seguridad, pretendía aliviar la escasez de alimentos tras un bloqueo de casi tres meses impuesto por Israel. Sin embargo, Naciones Unidas ha rechazado colaborar con GHF, denunciando que su enfoque carece de neutralidad y podría forzar desplazamientos masivos al concentrar la ayuda en áreas específicas, como el sur de Gaza, donde las condiciones son extremadamente duras.
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El incidente del martes ocurrió cuando miles de palestinos intentaron acceder a los suministros en un centro de distribución cerca de Rafah. Las autoridades israelíes afirmaron que los disparos fueron advertencias para controlar a la multitud, pero los heridos, muchos de ellos civiles que buscaban comida, reflejan la desesperación tras meses sin acceso adecuado a ayuda. Sunghay señaló que este modelo no es viable, especialmente cuando la población ya enfrenta hambre generalizada y restricciones severas a los suministros esenciales.
Renuncia y desafíos en la distribución de ayuda
La tragedia coincide con un cambio de liderazgo en GHF. El domingo 25 de mayo, Jake Wood, exmilitar estadounidense y fundador de Team Rubicon, renunció como director ejecutivo, argumentando que la organización no podía adherirse a «los principios humanitarios de humanidad, neutralidad e independencia». Su salida, horas antes del inicio de las operaciones, dejó a GHF en una posición vulnerable. John Acree, exfuncionario de USAID y jefe de misión en Gaza, ha sido nombrado director interino, aunque aún no está claro cómo liderará la fundación en medio de esta crisis.
La ONU ha insistido en que el bloqueo y las limitaciones impuestas por Israel han creado una situación insostenible, con millones de personas dependiendo de una ayuda que ahora se entrega bajo condiciones cuestionables. El Departamento de Estado de Estados Unidos defendió la creación de GHF como una solución para garantizar que la ayuda llegue directamente a los necesitados, pero la violencia del martes ha puesto en duda su efectividad. Mientras tanto, las heridas de los 47 afectados están siendo atendidas en hospitales locales, donde los recursos médicos también son escasos debido a las restricciones continuas.
La población de Gaza, que supera los 2 millones de habitantes, sigue enfrentando una crisis humanitaria agravada por la guerra y el bloqueo. Las imágenes de la multitud luchando por alimentos han circulado en redes sociales, mostrando la urgencia de la situación. Autoridades locales han pedido a la comunidad internacional que presione para reabrir todos los cruces y permitir una distribución más equitativa, mientras las tensiones entre las partes involucradas en la distribución de ayuda no hacen más que aumentar.