El mundo despide al Papa Francisco, quien falleció a los 88 años en su residencia de Santa Marta, tras enfrentar complicaciones derivadas de una neumonía bilateral . Su partida marca el fin de un pontificado que, durante más de 12 años, transformó profundamente la Iglesia Católica y dejó una huella imborrable en la sociedad global.
Desde su elección en marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano y jesuita, se propuso acercar la Iglesia a las personas, especialmente a los más necesitados. Su visión de «una Iglesia pobre para los pobres» se tradujo en acciones concretas que buscaron alinear la institución con los principios del Evangelio.
El Papa Francisco promovió una Iglesia más inclusiva y compasiva, abriendo espacios de diálogo con comunidades tradicionalmente marginadas. Su enfoque pastoral priorizó la misericordia sobre el juicio, alentando a los fieles a vivir una fe auténtica y comprometida con la justicia social.
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Reformas estructurales y transparencia
Uno de los aspectos más destacados de su pontificado fue la implementación de reformas significativas dentro del Vaticano. Francisco reorganizó la curia romana, promovió la inclusión de laicos en roles de liderazgo y trabajó por una mayor transparencia financiera en la Santa Sede.

Estas reformas no solo modernizaron la estructura eclesiástica, sino que también reflejaron su compromiso con una Iglesia más abierta y responsable ante sus fieles y la sociedad en general.
Compromiso con la justicia social y los derechos humanos
El Papa Francisco fue un defensor incansable de los derechos humanos y la justicia social. Su voz resonó en temas como la protección del medio ambiente, la defensa de los migrantes y refugiados, y la lucha contra la pobreza y la exclusión.
En su encíclica «Laudato Si'», hizo un llamado urgente a cuidar la «casa común», destacando la interconexión entre la crisis ambiental y la injusticia social. Además, su postura firme contra los conflictos bélicos y su promoción del diálogo interreligioso consolidaron su imagen como un líder global comprometido con la paz y la dignidad humana.
Enfrentando los desafíos internos de la Iglesia
Francisco no rehuyó abordar los problemas internos de la Iglesia. Su lucha contra los abusos sexuales cometidos por miembros del clero fue una prioridad, implementando medidas para prevenir y sancionar estos delitos. Un ejemplo notable fue la disolución del Sodalicio de Vida Cristiana en enero de 2025, una sociedad religiosa peruana envuelta en escándalos de abuso, demostrando su determinación por erradicar la impunidad dentro de la institución.
Un legado que trasciende fronteras
La influencia del Papa Francisco trascendió los límites de la Iglesia Católica. Su mensaje de esperanza, inclusión y solidaridad resonó en diversos sectores de la sociedad, inspirando a líderes y ciudadanos a trabajar por un mundo más justo y compasivo.

En España, su fallecimiento fue recibido con profundo pesar. El gobierno decretó tres días de luto oficial, destacando su compromiso con los más desfavorecidos y su papel como defensor de los derechos humanos y la justicia social.
En el País Vasco, líderes eclesiásticos y civiles elogiaron su legado. El obispo de San Sebastián, Fernando Prado, lo describió como un «gigante de la Esperanza», mientras que el lehendakari Imanol Pradales resaltó su influencia en la defensa de causas como la justicia social y el medioambiente.
El Papa Francisco deja un legado imborrable de compasión, reforma y compromiso con los valores fundamentales del Evangelio. Su pontificado marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica, acercándola a las realidades del mundo contemporáneo y reafirmando su papel como agente de cambio y esperanza.
A medida que la Iglesia se prepara para elegir a su sucesor, el legado de Francisco servirá como guía y desafío para continuar construyendo una comunidad de fe más inclusiva, transparente y comprometida con la justicia y la paz.