Papa Francisco: conoce sus frases más memorables
El Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, dejó un legado imborrable en la Iglesia Católica y en el mundo durante sus doce años de pontificado (2013-2025). Su estilo directo, humilde y comprometido con los más vulnerables transformó la percepción de la Iglesia, acercándola a las realidades cotidianas. A través de sus discursos, homilías y entrevistas, pronunció frases que resonaron globalmente, desafiando tanto a creyentes como a no creyentes a reflexionar sobre la fe, la justicia social y la paz. A continuación, exploramos algunas de sus frases más memorables, respaldadas por datos reales, que encapsulan su visión y su impacto.

Una Iglesia para los pobres y los marginados
Desde el inicio de su pontificado, Francisco marcó un tono de humildad. En su primer encuentro con periodistas tras ser elegido en 2013, expresó: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”. Esta declaración, pronunciada el 16 de marzo de 2013, no solo reflejó su admiración por San Francisco de Asís, sino que definió su agenda pastoral. Su énfasis en los desfavorecidos se vio reforzado en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013), donde afirmó: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle antes que una Iglesia enferma por el encierro”. Estas palabras inspiraron a la Iglesia a adoptar una postura más activa y comprometida con las periferias existenciales.
Sobre la inclusión y la misericordia
Una de las frases más icónicas de Francisco se pronunció el 29 de julio de 2013, durante una conferencia de prensa en el avión papal tras la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil: “Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. Esta declaración, en respuesta a preguntas sobre un supuesto “lobby gay” en el Vaticano, marcó un hito en el discurso eclesiástico sobre la homosexualidad, promoviendo la inclusión y el respeto. En 2016, reforzó esta postura al decir: “Creo que la Iglesia no solo debe disculparse… sino que tiene que pedir perdón a los pobres, a las mujeres explotadas, a los niños explotados por su mano de obra, tiene que pedir perdón por haber bendecido muchas armas”. Estas palabras, dichas en otro vuelo papal, subrayaron su compromiso con la misericordia como pilar de su pontificado.
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La defensa de la vida y la crítica al aborto
Francisco abordó temas controvertidos con claridad y firmeza. En la misa del Domingo de Ramos de 2024, afirmó: “El camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial”. Esta postura, reiterada en múltiples ocasiones, se complementó con su condena al aborto: “El aborto no es el menor de los males. Es un crimen… Es eliminar a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia”. Sin embargo, equilibró su discurso al sugerir en 2016, durante la crisis del zika, que el uso de anticonceptivos en ciertos casos podía ser un “mal menor” para prevenir daños mayores, mostrando una apertura pastoral poco común.
Un llamado a la paz y contra la guerra
El Papa Francisco fue un incansable defensor de la paz en un mundo marcado por conflictos. En 2025, durante la crisis en el Catatumbo, Colombia, instó a sus fieles a rezar por la paz, diciendo: “La guerra es una ilusión, es una derrota, no traerá nunca la paz, no traerá nunca la seguridad, es una derrota para todos, especialmente para quien se cree invencible”. Esta frase, publicada por Europa Press, resume su visión sobre los conflictos armados. En otro momento, en 2013, exclamó: “La guerra es una derrota humana… La guerra no resuelve los problemas, la guerra es mala, la guerra destruye”. Su crítica al comercio de armas, al que llamó a poner fin con un “basta” contundente, resonó en foros internacionales.
La fe vivida con alegría
Francisco insistió en que la fe debe ser una experiencia de gozo. En Evangelii Gaudium, escribió: “No se puede ser cristiano sin alegría”. Esta idea se reflejó en su exhortación a los jóvenes durante la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa 2023: “Sustituyan los miedos por los sueños, ¡no sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños!”. Estas palabras motivaron a miles de jóvenes a abrazar la esperanza y la acción frente a los desafíos.
Críticas a las incoherencias de los creyentes
El Papa no dudó en señalar las contradicciones dentro de la Iglesia. En una audiencia general el 2 de enero de 2019, declaró: “Cuántas veces hemos visto el escándalo de esas personas que van a la Iglesia, están todo el día allí, o van todos los días, y después viven odiando a los demás o hablando mal de la gente… Es mejor no ir a la Iglesia. Vive como un ateo”. Esta crítica directa al fariseísmo moderno subrayó su llamado a una fe coherente y auténtica.
Un legado de servicio y humildad
En su homilía inaugural el 19 de marzo de 2013, Francisco afirmó: “El verdadero poder es el servicio”. Esta frase encapsula su liderazgo, marcado por gestos como lavar los pies de presos y refugiados, y su decisión de simplificar los ritos fúnebres papales, expresando su deseo de ser despedido “como cualquier hijo de la Iglesia”. Su humildad se reflejó también en 2014, cuando dijo: “Pintar al Papa como Superman es ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos”.
Impacto global y relevancia actual
Las frases de Francisco no solo fueron palabras; inspiraron acciones. Su encíclica Laudato Si’ (2015) sobre el cuidado del medio ambiente y su Jubileo de la Misericordia (2015-2016) movilizaron a millones. Su capacidad para abordar temas como la inteligencia artificial, el cambio climático y la desinformación, como lo hizo en un mensaje a la Sociedad Interamericana de Prensa en 2024, mostró su conexión con los desafíos contemporáneos.
Tras su fallecimiento el 21 de abril de 2025 a los 88 años, el mundo recuerda a Francisco como un líder que rompió moldes. Sus palabras, cargadas de empatía y valentía, siguen resonando en un mundo dividido, invitando a la reflexión y al compromiso. Como él mismo dijo en Colombia en 2017: “No se dejen robar la alegría ni la esperanza”. Su legado es un faro para quienes buscan construir un futuro más justo y humano.