¡Ya basta! Estoy harto de ver cómo el fútbol mexicano se convierte en un circo, y peor aún, de ver cómo un equipo que se supone es uno de los más grandes del país, como las Chivas, sigue cayendo cada vez más bajo. Lo digo sin pelos en la lengua: la grandeza de las Chivas ya está en duda. El equipo que en su momento fue el orgullo de México parece haberse olvidado de lo que significa ser grande, de lo que significa tener carácter y lucha.
Escuché por ahí que el América iba a tener una dura prueba contra Cruz Azul en la vuelta de la Concachampions. Pero, honestamente, ¿acaso hay dudas de que América va a pasar? No me malinterpreten, los de Cruz Azul tienen su historia, pero cada vez que se enfrenta al América, le tiemblan las patas. Y no me refiero solo a los jugadores, también hablo de la afición, que ya sabe cómo va a terminar este capítulo. Y sí, aunque la ida haya sido un empate 0-0, sabemos lo que viene: la victoria del América, como siempre. Porque el América sabe cómo jugar estos partidos, sabe cómo ganar y, lo que es aún más importante, sabe cómo manejar la presión.
La Grandeza de las Chivas: El Desenlace de una Gran Historia
Pero ahora, ¿qué pasa con las Chivas? Ay, las Chivas… ¡Qué vergüenza! No me canso de decirlo, es una tragedia ver cómo un club con tanta historia y tanta pasión se ha ido desmoronando. Se está hablando de Alan Pulido, que según los rumores, apareció crudo en un entrenamiento. ¡¿Qué clase de profesional es ese?! Y para colmo, parece que el club no va a renovar su contrato, lo cual es una noticia que, sinceramente, no me sorprende. Pero aún más triste es ver cómo la directiva está metiendo a un jugador de Pumas como posible sustituto. ¡¿En serio?! Eso no es solución, eso es seguir tapando el sol con un dedo.
Te Recomendamos
Lo que más me molesta es ver cómo el Guadalajara ha perdido su identidad. Este es un club que en su momento fue sinónimo de lucha, de garra, de amor por la camiseta. Pero ahora, ¿qué vemos? Un equipo sin carácter, sin alma, que parece caminar en piloto automático. ¿Y la afición? Pues claro, está que arde. La paciencia se agotó y ahora, las críticas no dejan de llegar. Me imagino cómo debe sentirse la afición, porque yo también soy hincha de la camiseta, y lo que más me duele es ver que las Chivas se están convirtiendo en un club de mediocridad.
Pero lo peor de todo es la falta de liderazgo. ¿Quién en Guadalajara tiene el valor de ponerle freno a esta debacle? Nadie. Es una administración que no sabe qué hacer, es un equipo que no tiene claro cuál es su objetivo, y lo peor de todo, es que no tienen la capacidad para corregir el rumbo. Y esto lo digo con dolor, porque yo sé lo que significa ser grande. La grandeza no se compra, se trabaja, se construye con años de esfuerzo, y parece que eso en Guadalajara ya no lo recuerdan.
Mientras tanto, en el América, todo sigue en orden. Están listos para lo que venga, porque tienen un propósito claro. ¿El ataque? Bueno, no es el más brillante del mundo, pero ¿quién necesita un ataque letal cuando tienes una mentalidad ganadora, cuando tienes un equipo que sabe lo que hace y cómo lo hace? América sigue adelante, avanzando sin mirar atrás, mientras las Chivas se quedan atrapadas en una nube de excusas y problemas internos. Y que no me vengan con historias de “nos falta tiempo” o “estamos en construcción”. ¡Ya basta de pretextos! El tiempo ya se les acabó.
El América se prepara para una nueva victoria, mientras las Chivas siguen perdiendo el rumbo. Y lo peor de todo es que parece que no hay nadie que pueda poner orden en la casa. Ojalá me equivoque, ojalá las Chivas encuentren el camino, pero por ahora, lo que veo es un club que sigue tropezando, mientras su eterna rivalidad, el América, sigue avanzando.
Así de simple. Mientras unos se preparan para la gloria, otros siguen perdidos en la oscuridad. Y ese es el triste panorama del fútbol mexicano. ¡Lo dije y lo sostengo! ¡Hasta que alguien me demuestre lo contrario!