El presidente Donald Trump firmó este viernes 6 de junio tres órdenes ejecutivas que buscan fortalecer la seguridad aérea en Estados Unidos, enfocándose en los drones y seguridad como prioridad ante las crecientes amenazas a la seguridad nacional. Desde la Casa Blanca, Trump anunció la creación del Grupo de Trabajo para Restaurar la Soberanía del Espacio Aéreo Estadounidense, un esfuerzo para revisar y regular el uso de drones en el país.
Según el mandatario, estos dispositivos, aunque valiosos para la economía, son utilizados por “delincuentes, terroristas y actores extranjeros hostiles” para poner en riesgo la seguridad. La medida llega en un momento clave, con eventos como la Copa del Mundo 2026 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 en el horizonte, lo que subraya la urgencia de proteger el espacio aéreo. Michael Kratsios, jefe de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca, destacó: “Tomar medidas en materia de seguridad aérea nunca ha sido más oportuno”.
Las órdenes ejecutivas no solo abordan los riesgos, sino que también promueven la innovación. Trump ordenó a la Administración Federal de Aviación (FAA) permitir vuelos de drones más allá de la línea de visión de sus operadores, una medida que beneficiará a empresas como Amazon para entregas comerciales. Además, se dará prioridad a los drones fabricados en EE.UU., buscando reducir la dependencia de fabricantes chinos como DJI, que domina más de la mitad del mercado estadounidense. En redes sociales, la comunidad tecnológica celebró la apertura a la innovación, aunque algunos expresaron preocupación por las posibles restricciones a drones de origen extranjero.
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Nuevas reglas para un cielo protegido
Las medidas sobre drones y seguridad incluyen restricciones estrictas para vuelos sobre infraestructuras críticas, como bases militares, aeropuertos y edificios federales. La FAA, junto con los Departamentos de Justicia y Seguridad Nacional, está desarrollando sistemas para detectar y neutralizar drones no autorizados, utilizando señales de radio, microondas de alta potencia o incluso rayos láser. Sebastian Gorka, del Consejo de Seguridad Nacional, señaló: “Aumentaremos la aplicación de las leyes para disuadir a los malhechores y a los descuidados”. Estas acciones responden a incidentes recientes, como avistamientos de drones en Nueva Jersey en 2024 y su uso en el conflicto Rusia-Ucrania, que han puesto en alerta a las autoridades.

Además, las órdenes permiten entrenar a autoridades locales y estatales para responder a drones no autorizados, especialmente en eventos masivos. La NFL aplaudió esta medida, ya que los partidos, salvo el Super Bowl, dependen de la seguridad local, y los incidentes de drones sobre estadios han aumentado. La FAA también actualizará su hoja de ruta para integrar drones civiles en el espacio aéreo nacional, un paso que Michael Robbins, de la Asociación para Sistemas de Vehículos No Tripulados, calificó como “un día histórico para la industria de drones”.
Impulso a la innovación aérea
En paralelo, Trump busca revolucionar la aviación con un enfoque en drones y seguridad que no frene el progreso. Una de las órdenes elimina la prohibición de 1973 sobre vuelos supersónicos sobre tierra, reemplazándola por un estándar de ruido. Gracias a avances en ingeniería aeroespacial, empresas como Boom Supersonic, cuyo jet rompió la barrera del sonido este año, podrán desarrollar aviones comerciales más rápidos. “Los estadounidenses deberían volar de Nueva York a Los Ángeles en menos de cuatro horas”, afirmó Kratsios. Blake Scholl, CEO de Boom Supersonic, celebró la decisión: “La carrera supersónica ha comenzado”.

Las órdenes también promueven los taxis aéreos eléctricos y vehículos de despegue vertical, aún en desarrollo, pero con potencial para transformar la logística y el transporte médico. “Los autos voladores no son solo para los Supersónicos, son para los estadounidenses”, dijo Kratsios.
Estas medidas buscan posicionar a EE.UU. como líder en tecnología aérea, mientras se enfrentan los riesgos de seguridad. La comunidad empresarial ve estas políticas como un impulso al empleo y la competitividad, aunque los activistas ambientales critican el mayor consumo de combustible de los aviones supersónicos. Mientras tanto, los ciudadanos esperan que el equilibrio entre seguridad e innovación traiga un futuro más conectado y protegido.