El Departamento de Justicia de Estados Unidos atraviesa una transformación sin precedentes. La fiscal general Pam Bondi destituyó a más de 20 empleados clave que formaban parte de los equipos legales que investigaron al presidente Donald Trump por su presunta implicación en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y por el manejo irregular de documentos clasificados.
La información fue publicada por el medio Axios, que calificó la acción como una “purga masiva” dirigida a remover a funcionarios relacionados con las causas penales más delicadas contra Trump. Según fuentes oficiales, los despidos no se limitaron a fiscales: también incluyeron personal administrativo, técnicos legales y alguaciles federales.
EE.UU. despide a fiscales que trabajaron en casos del 6 de enero y documentos clasificados
De acuerdo con Axios y The New York Times, entre los despedidos figuran dos fiscales que trabajaban bajo el mando del exfiscal especial Jack Smith, quien lideró las investigaciones sobre el asalto al Capitolio y el almacenamiento de documentos clasificados en Mar-a-Lago. También fueron cesados al menos siete trabajadores de apoyo que brindaban asistencia legal al equipo de Smith.
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Vista exterior del Departamento de Justicia de Estados Unidos, en una fotografía de archivo. EFE/Jim Lo Scalzo
Estos despidos se suman a una serie de movimientos realizados antes de la llegada de Bondi al cargo. Según Axios, ya se habían removido previamente a otros 14 empleados vinculados a las investigaciones contra el presidente, lo que eleva a más de 30 el número total de salidas relacionadas con los casos penales de Trump.
EE.UU. despide a fiscales: ¿una represalia política?
Los cambios en el Departamento de Justicia han generado alarma en círculos legales y políticos. Diversos analistas consideran que esta ola de despidos podría tener motivaciones políticas. Bondi, exfiscal general de Florida y figura cercana a Trump, ha sido una defensora pública del presidente, y su nombramiento como fiscal general federal fue considerado por muchos como una señal de alineamiento con la agenda de Trump en un eventual segundo mandato.
Aunque no hay una declaración oficial que indique que los despidos estén directamente ligados a represalias, la naturaleza selectiva de las remociones —centradas en quienes investigaron al mandatario— refuerza esa percepción.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una fotografía de archivo. EFE/Will Oliver
Organizaciones de derechos civiles, como ACLU, y asociaciones de abogados han expresado preocupación por la independencia del sistema judicial en Estados Unidos si se permite que los fiscales sean reemplazados por motivos políticos. “Si los fiscales temen por su estabilidad laboral al procesar casos de alto perfil, se debilita el equilibrio de poderes”, afirmó un vocero del Centro Brennan para la Justicia.
EE.UU. despide a fiscales y debilita los casos penales contra Trump
Uno de los impactos inmediatos de los despidos será en la continuidad de los casos abiertos contra Trump. El caso del 6 de enero, que involucra cargos por incitación a la insurrección, y el caso de los documentos clasificados, que contiene posibles violaciones a la Ley de Espionaje, podrían enfrentar retrasos o incluso ser archivados.
El exfiscal Jack Smith, que fue destituido de su puesto al inicio del nuevo mandato presidencial, había presentado pruebas sustanciales que llevaron a múltiples imputaciones federales contra Trump. Sin embargo, con la salida de los miembros clave del equipo, la capacidad de dar continuidad a los procesos se ve comprometida.
Trump ha negado reiteradamente cualquier responsabilidad en ambos casos y ha calificado las investigaciones como una «caza de brujas» impulsada por sus rivales demócratas. Ahora, con funcionarios aliados al mando del Departamento de Justicia, sus posibilidades de evadir sanciones legales parecen fortalecerse.
¿Qué viene después de que EE.UU. despide a fiscales?
Los despidos se producen en un contexto electoral polarizado. Trump, hizo campaña con la promesa de “limpiar” el gobierno federal de lo que él llama “el estado profundo”. La decisión de destituir a fiscales que lo investigaron es vista por muchos como el cumplimiento de esa promesa.
Pam Bondi no ha ofrecido una rueda de prensa oficial para explicar la decisión, aunque en entrevistas previas se mostró crítica con la actuación de Smith y su equipo. En paralelo, fuentes internas indican que se prepara la reestructuración de varias unidades del Departamento de Justicia, incluidas aquellas que lidian con delitos electorales y corrupción pública.
Algunos expertos prevén que el Congreso podría iniciar investigaciones sobre los despidos, especialmente si los demócratas recuperan el control de alguna de las cámaras. Sin embargo, el margen de maniobra para revertir las decisiones ejecutivas en este momento es limitado.
Implicaciones para la independencia del poder judicial en EE.UU.
El hecho de que EE.UU. despide a fiscales que participaron en investigaciones contra un presidente plantea preguntas serias sobre la autonomía del poder judicial frente al poder político. Organismos internacionales y grupos de observación electoral han comenzado a monitorear con más atención la situación institucional en Estados Unidos, país históricamente considerado un referente democrático.
El impacto de estos despidos trasciende lo legal. En un país donde las instituciones judiciales han sido vistas como garantes de la estabilidad, el uso del sistema de justicia como herramienta de revancha política podría tener consecuencias a largo plazo para la democracia estadounidense.