El exsenador Menéndez, alguna vez una figura influyente en el Congreso de Estados Unidos, comenzó a cumplir este martes una condena de 11 años de prisión en una cárcel federal del estado de Pensilvania. La sentencia llega tras uno de los juicios por corrupción más relevantes de los últimos años en el ámbito político estadounidense.
Menéndez, de 71 años, fue hallado culpable de varios cargos, incluyendo soborno, conspiración, obstrucción a la justicia y actuar como agente de un gobierno extranjero. Las autoridades federales revelaron que él y su esposa, Nadine Menéndez, recibieron cientos de miles de dólares en efectivo, lingotes de oro y otros lujos a cambio de favores políticos.
Exsenador Menéndez fue acusado de sobornos y vínculos con Egipto
Durante el juicio, la fiscalía presentó evidencia detallada que mostraba cómo el exsenador Menéndez usó su influencia como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado para beneficiar a empresarios con intereses en Egipto. A cambio, él y su esposa habrían recibido costosos regalos, entre ellos vehículos de lujo, relojes y viajes financiados.
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El caso incluyó fotografías de lingotes de oro hallados en la vivienda de la pareja, dinero escondido en abrigos y cuentas bancarias vinculadas a intermediarios egipcios. Para el jurado, no quedó duda de que existió una “trama sistemática de corrupción” que comprometió la seguridad y la diplomacia del país.
El exsenador del Partido Demócrata de EE.UU. por Nueva Jersey, Bob Menendez, sale de un tribunal de Nueva York delante de su esposa. Foto: EFE/ Justin Lane
Menéndez fue sentenciado en julio de 2025, y su esposa Nadine será sentenciada por separado en septiembre, luego de posponer su proceso por motivos de salud relacionados con un tratamiento oncológico.
El exsenador Menéndez intentó sin éxito obtener un indulto
Pese a los esfuerzos de su defensa, el exsenador Menéndez no logró evitar la prisión. Sus abogados solicitaron un indulto presidencial, alegando que su edad y estado de salud hacían de esta condena una “sentencia de vida o muerte”. La petición no fue respondida favorablemente, ni por la Casa Blanca ni por el presidente Donald Trump, a quien varios aliados de Menéndez habían contactado.
La defensa también pidió que se le permitiera permanecer en libertad mientras se evaluaba una apelación de su condena. No obstante, la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito rechazó esa solicitud, lo que obligó al exsenador a presentarse en la Institución Correccional Federal de Schuylkill, una prisión de seguridad media con un campo de baja seguridad adjunto.
El senador estadounidense Bob Menéndez, de Nueva Jersey, abandona el tribunal federal de Estados Unidos en Nueva York, EE.UU.. EFE/EPA/Sarah Yenesel
Este centro penitenciario, ubicado al noreste de Pensilvania, aloja a reclusos federales condenados por delitos de cuello blanco y casos de corrupción pública, entre otros.
Críticas al sistema judicial y acusaciones de persecución política
En los meses posteriores a su condena, el exsenador Menéndez adoptó un tono desafiante. En declaraciones públicas y entrevistas, afirmó ser víctima de una “cacería de brujas” y denunció una supuesta manipulación del Departamento de Justicia por razones políticas. Estas expresiones reflejan una narrativa similar a la usada por el presidente Trump durante sus propios procesos judiciales.
Cabe recordar que Menéndez fue un férreo opositor de Trump durante su mandato. Votó en contra del republicano en ambos procesos de juicio político (impeachment), lo que ha generado especulaciones sobre la falta de apoyo del presidente en el intento de conseguir un indulto.
A pesar de las críticas, el Departamento de Justicia defendió la integridad del proceso judicial, señalando que la evidencia contra Menéndez fue abrumadora. “Nadie está por encima de la ley, ni siquiera los funcionarios electos con décadas en el poder”, indicó el fiscal principal del caso tras la lectura de la sentencia.
¿Qué viene ahora para la familia Menéndez?
El futuro político de Bob Menéndez parece haber llegado a su fin. Su caída marca un cierre abrupto para una carrera de más de 30 años en el Congreso, donde fue considerado uno de los latinos más influyentes en la política exterior de Estados Unidos.
Mientras tanto, su esposa Nadine, también condenada, enfrenta una sentencia que podría superar los cinco años de prisión. Aunque su defensa ha solicitado clemencia por motivos de salud, los fiscales aseguran que su participación fue activa y deliberada en los actos de corrupción.
El caso del exsenador Menéndez también ha provocado debate dentro del Partido Demócrata. Algunos sectores pidieron su renuncia incluso antes del veredicto final, mientras que otros optaron por esperar el curso completo de la justicia. Actualmente, el escaño de Menéndez ya fue ocupado por otro legislador demócrata, que prometió restaurar la confianza en la representación de Nueva Jersey.
Con esta condena, Menéndez se une a la lista de figuras políticas prominentes que enfrentan tiempo en prisión por corrupción, un fenómeno que ha generado creciente preocupación sobre la ética y la rendición de cuentas dentro del Congreso.