Una nueva grieta ha surgido dentro del Partido Republicano en el Senado, y esta vez el eje del conflicto es Medicaid, el programa de salud federal para personas de bajos ingresos. Varios senadores republicanos han advertido que no respaldarán el nuevo paquete fiscal impulsado por el presidente Donald Trump si este incluye profundos recortes al Medicaid, lo que podría retrasar el debate y amenazar la aprobación de la iniciativa.
Durante un almuerzo privado celebrado este miércoles, más de una docena de legisladores del bloque conservador expresaron sus reservas al líder de la mayoría, John Thune, por el posible impacto de la ley sobre hospitales, especialmente en zonas rurales. La resistencia, encabezada por el senador por Carolina del Norte, Tom Tillis, evidencia la dificultad de encontrar consenso dentro de un partido que, aunque mayoritariamente alineado con Trump, mantiene diferencias en temas de salud pública.
Recortes al Medicaid, el punto más conflictivo de la ley fiscal de Trump
El proyecto de ley, oficialmente llamado “Gran y Hermoso Proyecto de Ley”, busca extender los recortes de impuestos de la primera administración Trump. Para financiar dicha expansión, el texto propone severos ajustes al presupuesto de Medicaid. En concreto, plantea reducir el impuesto a los proveedores de salud —una contribución que los hospitales hacen para financiar el programa— del 6% actual al 3.5% en 2031. Esta medida, aunque contempla excepciones para residencias de ancianos y ciertos centros de atención, ha generado preocupación entre legisladores de estados con amplias zonas rurales.
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Una imagen del presidente DOnald Trum creada con la IA Foto: X/@NCPSSM
“El administrador de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid me dijo que esto no tendría gran impacto, pero no es lo que dicen los números en Carolina del Norte”, alertó Tillis, citando datos que muestran una pérdida estimada de $38,000 millones en financiación local. “No puedo votar por esto sin saber con claridad qué pasará con el impuesto a los proveedores”, señaló durante el almuerzo a puertas cerradas.
Otros senadores republicanos, como Josh Hawley de Missouri, se sumaron al reclamo. “Los hospitales rurales van a quedar en mal estado”, advirtió, subrayando que los recortes propuestos podrían forzar el cierre de clínicas pequeñas que dependen del financiamiento estatal y federal para mantenerse operativas.
Medicaid enfrenta resistencia interna en el Senado republicano
Ante la creciente presión, el liderazgo republicano presentó una propuesta para crear un fondo de asistencia de $15,000 millones destinado a hospitales rurales. Sin embargo, esta cifra fue considerada insuficiente por algunos senadores, incluida Susan Collins, de Maine, quien declaró a la prensa: “Cualquier dinero ayuda, pero no es suficiente. No puedo confirmar aún mi voto”.
Esta falta de respaldo pone en jaque el calendario de John Thune, quien había prometido una votación final para el 4 de julio. Dado el estrecho margen de mayoría en el Senado, solo puede permitirse perder tres votos republicanos. En ese escenario, el desempate recaería en el vicepresidente J.D. Vance, quien preside la cámara alta.

El Hospital Comunitario Martin Luther King Jr. en Compton, California, EE. UU., en una fotografía de de archivo. EFE/EPA/Etienne Laurent
A pesar de la oposición, Thune se muestra optimista. “Estamos hablando con cada uno de los senadores. Queremos que todos estén cómodos con el proyecto de ley. Confiamos en que, al final, tendremos los votos”, declaró.
El debate en torno a Medicaid no es nuevo. Desde la aprobación de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare) en 2010, el programa se ha convertido en una fuente constante de disputas partidarias. Sin embargo, esta vez la controversia no se da entre demócratas y republicanos, sino dentro del mismo bloque conservador, lo que refleja un nuevo equilibrio de fuerzas y prioridades políticas.
La ley fiscal de Trump complica el futuro de Medicaid
El objetivo de la nueva ley fiscal de Trump es revivir sus promesas de alivio tributario para individuos y empresas, una medida popular entre votantes conservadores. No obstante, el costo de implementar esa política requiere ajustes significativos en otras áreas del presupuesto federal, y Medicaid aparece como el blanco más directo.
Los senadores republicanos enfrentan el dilema de mantener la lealtad al presidente y su agenda fiscal, o atender las necesidades concretas de sus estados, muchos de los cuales dependen en gran medida de Medicaid para garantizar el acceso a servicios médicos básicos.
Los hospitales rurales, que ya enfrentan dificultades económicas, son los más expuestos a las consecuencias de esta reforma. Según estimaciones del National Rural Health Association, más de 150 hospitales rurales en EE.UU. están en riesgo de cerrar en la próxima década si no reciben apoyo adicional.
Los analistas políticos señalan que, a medida que se acerquen las elecciones legislativas de 2026, la presión sobre los senadores republicanos para proteger Medicaid podría aumentar. Para muchos, el costo político de apoyar recortes a un programa tan popular entre sus votantes podría ser alto, especialmente en estados clave.
Mientras tanto, la Casa Blanca sigue impulsando la aprobación de la ley fiscal como una victoria emblemática para el segundo mandato de Trump. Sin embargo, la división interna en torno a Medicaid podría frenar su avance y poner en evidencia las fisuras dentro del partido.