El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensificó el 14 de julio de 2025 su presión sobre Rusia, amenazando con imponer aranceles del 100 % si no se logra un acuerdo de paz en Ucrania en 50 días. Por lo tanto, esta declaración, realizada durante una reunión con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en la Casa Blanca, generó 18.7 millones de interacciones en redes sociales. En consecuencia, Trump busca forzar un cese al fuego ante la escalada de ataques rusos, que dejaron 232 civiles muertos en junio, según la ONU. Además, anunció un acuerdo para vender armas a países de la OTAN, destinadas a Ucrania, marcando un giro en su postura hacia el conflicto.
Aranceles secundarios como presión económica
Trump detalló que los aranceles del 100 % serían “secundarios”, afectando no solo a Rusia, sino también a países que comercien con ella, como China e India, principales compradores de petróleo ruso. Por su parte, estas medidas buscan aislar a Moscú económicamente, ya que Rusia exportó 35 % de su crudo a India en 2024, según datos del Departamento de Comercio. En consecuencia, un arancel de este tipo encarecería productos rusos como fertilizantes fosfatados y platino, que representan el 70 % de las exportaciones de Rusia a EE.UU., valoradas en 3,400 millones de dólares en 2024. Sin embargo, el Kremlin, a través de Dmitry Peskov, señaló que Rusia está abierta al diálogo, pero exige abordar las “causas raíz” del conflicto.
Apoyo militar a Ucrania vía OTAN
Durante la reunión con Rutte, Trump anunció un acuerdo para vender armamento estadounidense, incluyendo sistemas Patriot, a países de la OTAN como Alemania, Noruega y Reino Unido, que luego lo transferirán a Ucrania. Por lo tanto, Europa asumirá los costos de estas armas, valoradas en “miles de millones de dólares”, según Trump. En consecuencia, el Pentágono, que pausó envíos a Ucrania en junio para revisar inventarios, reanudará el flujo de armamento, incluyendo misiles y municiones. Además, Rutte destacó que la rapidez en estas entregas podría presionar a Putin para reconsiderar negociaciones de paz.
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Frustración creciente con Putin
Las amenazas de Trump reflejan una creciente frustración con el presidente ruso, Vladimir Putin, tras meses de intentos fallidos por negociar un cese al fuego. Por su parte, Trump, quien asumió el cargo el 20 de enero, inicialmente evitó sanciones a Rusia, argumentando que ya enfrentaba restricciones financieras. Sin embargo, la intensificación de bombardeos rusos, con 10 veces más drones y misiles en junio que el año anterior, según la ONU, cambió su tono. En consecuencia, Trump calificó a Putin de “loco” en mayo y, el 3 de julio, expresó su enojo tras una llamada donde Putin reafirmó sus objetivos en Ucrania.
Respaldo legislativo y tensiones internas
El senador Lindsey Graham, aliado de Trump, impulsa la Ley de Sanciones a Rusia, que autorizaría aranceles de hasta 500 % y sanciones a socios comerciales de Moscú. Por lo tanto, este proyecto, presentado el 1 de abril, busca otorgar a Trump herramientas para presionar a Rusia. En consecuencia, el Congreso, de mayoría republicana, podría aprobarlo antes del plazo de 50 días. Sin embargo, algunos republicanos no intervencionistas critican esta postura, argumentando que contradice la retórica de “América Primero”. Además, el Kremlin calificó las sanciones como “ilegales”, mientras Putin insiste en que Ucrania acepte las ganancias territoriales rusas, que alcanzan el 20 % de su territorio.
Reacciones internacionales y riesgos económicos
La amenaza de aranceles ha generado preocupación en países como India, que exporta 91,000 millones de dólares anuales a EE.UU., y China, con 463,000 millones. Por su parte, estos países podrían enfrentar sanciones secundarias si continúan comprando petróleo ruso. En consecuencia, el mercado del crudo podría desestabilizarse, elevando los precios globales, que ya subieron un 2.3 % tras el anuncio, según la Bolsa de Moscú. Pese a todo, Ucrania, liderada por Volodymyr Zelenskyy, aplaudió la postura de Trump, aunque insiste en que Rusia debe detener sus ataques primero. Por lo tanto, los próximos 50 días serán cruciales para las negociaciones y la economía global.