Trump anuncia el fin de FEMA tras huracanes: ¿Cómo afectará a los estados?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que su administración comenzará a desmantelar gradualmente la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) tras la actual temporada de huracanes. Esta decisión marca un cambio drástico en la estrategia federal ante desastres naturales y ha generado preocupación entre autoridades estatales y expertos en gestión de emergencias.
“Queremos reducir la dependencia de FEMA y llevar su responsabilidad al nivel estatal”, declaró Trump en una sesión informativa en la Oficina Oval. Según explicó, la medida busca “empoderar a los gobernadores” para que asuman la gestión de las crisis en sus respectivos estados.
Una transición hacia modelos estatales
El presidente aseguró que, a partir de ahora, se reducirá el monto de ayuda federal para la recuperación de desastres, y parte del financiamiento será administrado directamente desde la oficina presidencial. Esta medida llega justo cuando la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) prevé una temporada de huracanes especialmente activa y potencialmente mortal, que se extenderá hasta el 30 de noviembre.
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Trump sostuvo que los estados deben estar preparados para actuar sin depender automáticamente del gobierno federal. “Si un gobernador no puede manejar las consecuencias de un desastre, tal vez no debería ser gobernador”, afirmó.
Críticas al desempeño de FEMA
Desde hace meses, el presidente Trump y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, han criticado a FEMA por su desempeño. Durante la misma sesión informativa, Noem declaró que la agencia “debe desaparecer tal como existe”. Agregó que la nueva estrategia se enfocará en acuerdos de ayuda mutua entre estados, con el objetivo de reducir la necesidad de intervención federal.
Noem copreside el nuevo Consejo de Revisión de FEMA, creado por la administración Trump para rediseñar el funcionamiento de la agencia. Este órgano, que también incluye al secretario de Defensa, Pete Hegseth, deberá presentar recomendaciones para transformar radicalmente la estructura y misión de FEMA en los próximos meses.
Preocupación entre expertos y autoridades locales
La posible eliminación de FEMA ha generado alarma entre funcionarios estatales y expertos en gestión de emergencias. Muchos advierten que la mayoría de los estados no cuentan con los recursos ni la capacidad logística para responder a desastres de gran magnitud sin la asistencia federal.
“Esto representa una incomprensión fundamental del papel que juega el gobierno federal cuando un estado se ve superado por una emergencia”, expresó un exfuncionario de FEMA que pidió mantener el anonimato. Añadió que, en lugar de fortalecer las capacidades locales, esta decisión podría dejar a millones de ciudadanos sin apoyo adecuado en momentos críticos.
Reducción de personal y falta de preparación
La agencia ya enfrenta desafíos internos considerables. Desde principios de año, FEMA ha experimentado una reducción del 10 % de su personal, incluyendo a varios directivos. Las proyecciones indican que podría perder hasta un 30 % de su plantilla para finales de año, lo que reduciría la fuerza laboral de aproximadamente 26.000 empleados a solo 18.000.
Para contrarrestar esta disminución, Noem reabrió varios centros de capacitación y extendió contratos temporales para personal desplegable. Sin embargo, los analistas consideran que estas medidas no serán suficientes si la agencia pierde su estructura operativa nacional.
Nuevo liderazgo, sin experiencia en desastres
La administración Trump nombró recientemente a David Richardson como nuevo director de FEMA. Richardson, exmilitar e instructor de artes marciales, no cuenta con experiencia previa en la gestión de desastres naturales. Su nombramiento ha generado inquietud dentro de la agencia, especialmente porque ha desplazado a personal experimentado en favor de asesores provenientes del Departamento de Seguridad Nacional.
Según reportes internos, Richardson habría decidido no publicar el plan actualizado de respuesta ante huracanes para 2025, alegando que se esperará a las recomendaciones del Consejo de Revisión. Esta decisión dejó al personal sin directrices claras para enfrentar eventos climáticos extremos en el corto plazo.
Retrasos en la coordinación federal
En las últimas semanas, la comunicación entre la Casa Blanca y FEMA también ha mostrado señales de deterioro. En varios casos, el presidente aprobó declaraciones de desastre, pero la agencia no fue informada de inmediato, lo que retrasó la entrega de ayuda a comunidades afectadas por incendios, inundaciones y tornados.
Esta falta de coordinación refuerza la incertidumbre sobre el futuro de la respuesta federal ante emergencias. Según funcionarios, también se están considerando nuevas reglas que harían más difícil para los estados calificar para asistencia federal.
Trump insiste en responsabilidad estatal
“El proyecto FEMA no ha sido un experimento exitoso”, reiteró Trump. “Es extremadamente caro, y cuando ocurre un tornado, un huracán o cualquier otro problema, para eso están los gobernadores. Ellos deben resolverlo”. La declaración reafirma el giro de la administración hacia una descentralización casi total de la gestión de emergencias, un enfoque sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos.