Trump podría beneficiarse de un dólar débil, y ya cae
El dólar estadounidense ha comenzado a mostrar signos claros de debilitamiento, en un contexto marcado por la intensificación de las tensiones comerciales bajo la presidencia de Donald Trump. Esta semana, la divisa cayó a su nivel más bajo desde 2023, impulsada por una nueva contracción en la actividad industrial de Estados Unidos durante el mes de mayo, la tercera consecutiva.
La política económica nacionalista de Trump, basada en aranceles y proteccionismo, ha comenzado a erosionar la confianza internacional en la moneda estadounidense, según analistas de entidades financieras como Morgan Stanley, JPMorgan y Goldman Sachs. Estos bancos de inversión pronostican nuevas caídas si la guerra comercial se amplía y la economía da señales más claras de desaceleración.
El impacto de las políticas de Trump en el dólar
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“La caída del dólar responde a la política errática y proteccionista del presidente Trump, que está afectando la percepción global de la economía estadounidense”, señala Gabriela Siller, directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE. A su juicio, el debilitamiento de la moneda refleja no solo los efectos directos de las decisiones económicas del gobierno, sino también una creciente incertidumbre sobre el liderazgo económico del país.
Con una moneda más débil, las exportaciones estadounidenses se vuelven más atractivas en los mercados internacionales, al reducirse sus precios en términos relativos. Sin embargo, este beneficio tiene un costo: los productos importados se encarecen, lo que presiona la inflación interna y complica las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal, que podría posponer eventuales recortes de tasas de interés.
¿Dólar débil por estrategia? Trump apunta al sector manufacturero
A diferencia de otros gobiernos que han promovido la fortaleza del dólar como símbolo de poder económico y geopolítico, la administración de Donald Trump parece tener una visión distinta. El presidente considera que un dólar más débil puede ayudar a “restaurar la gloria” del sector manufacturero nacional, incentivando la producción interna y reduciendo la dependencia de las importaciones.
“El presidente no quiere un dólar fuerte porque eso estimula las importaciones y dificulta la competitividad de los productos fabricados en EE.UU.”, explica Siller. La lógica detrás de esta postura es que una moneda más débil abarata las exportaciones, lo que puede impulsar el empleo industrial y reducir el déficit comercial crónico del país.
Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, existe un plan informal conocido como el “Acuerdo de Mar-a-Lago”, promovido por Stephen Miran, actual presidente del Consejo de Asesores Económicos. Este plan propone debilitar deliberadamente el dólar, bajo la premisa de que su estatus como moneda de reserva mundial ha contribuido a la desindustrialización de EE.UU.
Dudas entre economistas sobre el efecto real
Pese a esta estrategia, muchos economistas se muestran escépticos sobre los efectos positivos de un dólar débil a largo plazo. Kenneth Rogoff, profesor de economía en Harvard y execonomista jefe del FMI, ha advertido que culpar exclusivamente al valor del dólar por el déficit comercial es un error.
“La demanda internacional de dólares eleva su valor, pero no es la única causa del déficit comercial ni de la pérdida de empleos en la industria”, apunta Rogoff. Además, subraya que la imposición de aranceles no es una solución estructural y puede incluso empeorar la situación al generar represalias comerciales y volatilidad financiera.
La confianza en EE.UU. entra en juego
Más allá de los fundamentos económicos, la reciente debilidad del dólar también está asociada a una creciente pérdida de confianza en la estabilidad institucional y fiscal de Estados Unidos. La incertidumbre provocada por las decisiones de la administración Trump, desde sus amenazas arancelarias hasta su retórica contra organismos multilaterales, ha generado inquietud entre los inversores.
“Lo que se construyó en más de medio siglo como base del liderazgo global del dólar, puede desaparecer en cuestión de meses si no se protege con responsabilidad”, advirtió Barry Eichengreen, economista de la Universidad de California en Berkeley.
Mercados atentos al delicado equilibrio
El mercado de divisas es uno de los más grandes y sensibles del mundo. Aunque el gobierno no puede intervenir directamente para manipular el valor del dólar, sus decisiones económicas envían señales que los inversores interpretan rápidamente. Así ocurrió en abril, cuando los anuncios de aranceles por parte del presidente Trump provocaron caídas en los bonos del Tesoro y agitaron los mercados.
En ese contexto, cada palabra y movimiento del gobierno estadounidense se convierte en una pieza más dentro del engranaje económico que afecta no solo a Wall Street, sino también al bolsillo de millones de estadounidenses que enfrentan precios más altos por bienes importados y una inflación persistente.