El presidente Donald Trump anunció este viernes que su administración podría estar cerca de alcanzar un acuerdo con la Universidad de Harvard, una de las instituciones más prestigiosas del país, tras meses de enfrentamientos por cuestiones ideológicas. El anuncio, realizado a través de la red Truth Social, abre la posibilidad de un cese temporal a una de las batallas más sonadas entre el Gobierno federal y el sector académico.
“Hemos estado trabajando estrechamente con Harvard, y es muy posible que se anuncie un acuerdo durante la próxima semana”, escribió Trump en su publicación. El mandatario añadió que la universidad ha actuado de manera “extremadamente apropiada” durante las conversaciones, sin precisar detalles sobre el contenido del posible acuerdo.
¿Trump y Harvard le ponen fin al conflicto? El origen de la disputa
El conflicto comenzó en abril, cuando el Gobierno de Trump acusó a Harvard de tolerar discursos antisemitas en su campus. A raíz de esto, la Casa Blanca exigió que se eliminaran los programas de diversidad y que se ejerciera un mayor control sobre las opiniones ideológicas de estudiantes internacionales. Al negarse, Harvard fue objeto de múltiples sanciones: desde amenazas de quitarle la exención de impuestos hasta la congelación de sus fondos federales.
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Fotografía del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Casa Blanca, en Washington (EE.UU.). EFE/EPA/ Stefani Reynolds
Además, el Departamento de Seguridad Nacional revocó la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio, medida que impedía a la universidad seguir acogiendo estudiantes y académicos extranjeros.
La tensión aumentó con declaraciones incendiarias del propio presidente. En abril, Trump acusó públicamente a la universidad de ser un nido de “progresistas radicales” y de enseñar “fracaso” a los jóvenes. “Harvard ya no puede considerarse un lugar decente para aprender”, publicó en su red social.
¿Trump y Harvard le ponen fin al conflicto? La respuesta legal de la universidad
En respuesta, Harvard presentó una demanda contra el Gobierno federal en una corte de distrito en Boston, calificando las medidas como arbitrarias e inconstitucionales. En mayo, la juez Allison D. Burroughs emitió una orden de restricción temporal que impidió que se aplicara la revocación del programa de intercambio. Este viernes, la misma magistrada extendió indefinidamente esa orden, hasta que concluya el litigio legal iniciado por la universidad.
La estudiante de posgrado de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Natalia Vivas, de Venezuela, en una fotografía de archivo EFE/EPA/CJ Gunther
Harvard argumenta que su capacidad de recibir a estudiantes internacionales es “esencial”, no solo para su reputación global, sino también para que miles de alumnos puedan mantener un estatus migratorio legal. La universidad denunció también que algunos estudiantes internacionales fueron detenidos e interrogados a su llegada a EE.UU., como ocurrió el 5 de junio en el aeropuerto de Boston, donde varios fueron llevados a inspección secundaria y retenidos por horas.
¿Trump y Harvard le ponen fin al conflicto? Un posible acuerdo tras meses de tensión
El anuncio de Trump sobre un “posible” acuerdo llega de forma casi simultánea a esta nueva victoria legal de Harvard. Aunque no se han dado detalles sobre los términos, el presidente sugirió que el convenio sería “histórico” y “muy beneficioso para el país”.
El Gobierno de Trump, a través del Departamento de Estado, también había ordenado revisar las redes sociales de estudiantes y académicos vinculados a Harvard, en busca de contenidos considerados antisemitas. Esta medida fue vista por activistas como una herramienta para vigilar y censurar el pensamiento político de los extranjeros que llegan a EE.UU.
En paralelo, el Grupo de Trabajo Federal para Combatir el Antisemitismo, creado por Trump, colocó a Harvard en su lista de instituciones “bajo observación” por aplicar políticas de acción afirmativa o “discriminación positiva”, acusándola de excluir puntos de vista conservadores y religiosos.
La jueza Burroughs, en su fallo más reciente, criticó el intento del Gobierno de sancionar a una universidad por su postura institucional o el comportamiento de una minoría de sus estudiantes. “No hay pruebas sustanciales que demuestren que Harvard haya promovido un discurso de odio”, sostuvo.
De concretarse el acuerdo anunciado por el presidente, se pondría fin —al menos temporalmente— a una batalla que ha puesto en tela de juicio la relación entre el poder ejecutivo y el mundo académico en EE.UU., especialmente en medio del año electoral.
Mientras tanto, estudiantes internacionales como Natalia Vivas, venezolana inscrita en la Escuela de Salud Pública de Harvard, continúan en incertidumbre. “Vivimos con miedo constante de ser deportados por nuestras ideas o por venir del país equivocado”, señaló a medios locales.
La posibilidad de que ¿Trump y Harvard le ponen fin al conflicto? abre una nueva etapa en la política universitaria nacional. Sin embargo, defensores de derechos civiles y académicos permanecen escépticos sobre las verdaderas intenciones detrás del eventual acuerdo. Harvard, por su parte, aún no ha emitido un comunicado oficial.