En una medida que intensifica su enfrentamiento con los medios públicos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó este viernes el despido de más de 600 trabajadores de Voice of America y otras emisoras gubernamentales, como parte de un proceso de reducción drástica dentro de la Agencia de EE.UU. para los Medios Globales (USAGM).
Esta decisión se enmarca en una ofensiva más amplia contra lo que Trump ha denominado “burocracia federal descontrolada”, y ha sido calificada por opositores como un ataque directo a la libertad de prensa y a la influencia cultural que Estados Unidos ha ejercido por décadas a través de sus transmisiones internacionales.
Voice of America pierde el 85 % de su personal
La asesora principal de USAGM, Kari Lake, designada directamente por Trump, informó que este viernes se enviaron avisos de despido a 639 empleados, reduciendo drásticamente la plantilla de Voice of America y de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, responsable de Radio Martí.
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“Durante décadas, los contribuyentes estadounidenses han financiado una agencia plagada de disfunción, sesgo y despilfarro. Eso termina hoy”, escribió Lake en su cuenta oficial de X. Con esta reducción, solo quedarán cerca de 250 trabajadores en toda la estructura de medios internacionales del gobierno.
Trump Admin Senior Advisor @KariLake announces mass terminations at US Agency for Global Media⤵️
“USAGM now operates near the statutory minimum; lean and focused. This is a clear example of responsible government—cutting waste, restoring accountability, and delivering on the… pic.twitter.com/MpO2YOcIOF
— Kari Lake (@KariLake) June 20, 2025
Desde que Trump ordenó el desmantelamiento de USAGM en marzo, la plantilla total ha disminuido en más de 1,400 puestos. Esta acción representa un cambio de rumbo significativo para un organismo que, durante décadas, fue un pilar de la diplomacia pública estadounidense.
Voice of America en la mira del gobierno
Voice of America, que transmite en más de 40 idiomas para audiencias en países con restricciones a la libertad de prensa, ha sido vista por expertos y líderes políticos como un símbolo del “poder blando” de Estados Unidos. Sin embargo, bajo la actual administración, su misión ha sido cuestionada.
Trump ha acusado reiteradamente a Voice of America de operar con un supuesto sesgo ideológico, alineado con intereses progresistas, y ha calificado sus contenidos como “propaganda antiestadounidense”. Estas acusaciones se extienden también a NPR y PBS, medios públicos a los que el presidente ordenó recortar el presupuesto federal al mínimo legal.
Fotografía de archivo de los exteriores de la sede de Voice of America (VOA) en Washington, D.C., EE.UU. EFE/ Shawn Thew
Varios senadores demócratas y republicanos han expresado su preocupación. “Este no es un recorte administrativo, es un intento por silenciar voces independientes en nombre de una eficiencia que nadie ha solicitado”, afirmó el senador demócrata Chris Murphy. Por su parte, la senadora republicana Susan Collins advirtió sobre el riesgo geopolítico: “Apagar Voice of America en este momento beneficia únicamente a los regímenes autoritarios que quieren controlar la narrativa global”.
Demandas contra los despidos de Voice of America
La decisión del gobierno ha sido cuestionada legalmente. Mike Abramowitz, director de Voice of America, y varios periodistas del medio, presentaron dos demandas ante tribunales federales para frenar la orden ejecutiva de Trump. Aunque al inicio consiguieron suspender temporalmente los despidos, cortes de apelaciones levantaron esas medidas cautelares, permitiendo que el gobierno proceda con la reestructuración.
Los demandantes argumentan que los despidos vulneran los principios fundamentales de independencia editorial consagrados en la Ley de Transmisiones Internacionales. “Estamos ante una amenaza sin precedentes contra el periodismo público, tanto dentro como fuera de Estados Unidos”, manifestó Abramowitz en una entrevista reciente.
A pesar de los intentos legales, las acciones del gobierno avanzan. Los despidos masivos ya han tenido efectos tangibles: más de cien programas han dejado de emitirse, mientras los servicios digitales de Voice of America enfrentan recortes técnicos y logísticos severos.
La comunidad internacional también ha reaccionado. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras y el Comité para la Protección de Periodistas emitieron comunicados alertando sobre el debilitamiento del modelo estadounidense de prensa libre. “El desmantelamiento de Voice of America envía un mensaje alarmante al mundo: que incluso en democracias consolidadas, la prensa pública puede ser objeto de represalia política”, señalaron.