La diabetes mellitus, una enfermedad crónica que afecta el metabolismo de la glucosa, continúa siendo una preocupación global de salud pública, impactando a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2025, aproximadamente 537 millones de adultos viven con esta condición, y se espera que esta cifra alcance los 783 millones para 2045.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reportan que más de 38 millones de personas tienen diabetes, de las cuales el 90-95% corresponden a la diabetes tipo 2. Esta enfermedad, conocida por su carácter silencioso debido a la falta de síntomas evidentes en etapas iniciales, está generando un impacto significativo en la calidad de vida y los sistemas de salud. A continuación, exploramos los detalles clave sobre esta condición, su impacto y las medidas que se están tomando para enfrentarla.
¿Qué es la diabetes mellitus y cómo afecta a la población?
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre debido a la incapacidad del cuerpo para producir o utilizar adecuadamente la insulina, una hormona esencial para regular el azúcar. Existen tres tipos principales: diabetes tipo 1, que suele aparecer en la infancia o adolescencia; diabetes tipo 2, relacionada con el estilo de vida y más común en adultos; y la diabetes gestacional, que afecta a mujeres embarazadas.
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Según la OMS, la diabetes tipo 2 representa la mayoría de los casos y está estrechamente vinculada a factores como la obesidad, el sedentarismo y una dieta poco saludable. En 2025, el aumento de casos en países de ingresos bajos y medios, como México y Brasil, refleja la creciente urbanización y cambios en los hábitos alimenticios.
En Estados Unidos, los CDC reportan que la diabetes es la octava causa principal de muerte, con más de 100,000 fallecimientos relacionados en 2024. Las comunidades minoritarias, incluidas las poblaciones hispanas y afroamericanas, enfrentan un riesgo desproporcionado, con tasas de prevalencia del 14.5% y 12.1%, respectivamente. El impacto económico también es significativo: en 2022, los costos asociados a la diabetes en EE. UU. superaron los $412 mil millones, según un informe de la American Diabetes Association (ADA). La falta de diagnóstico temprano agrava la situación, ya que muchas personas no presentan síntomas hasta que desarrollan complicaciones graves como enfermedades cardiovasculares, daño renal o pérdida de visión.
Estrategias de prevención
Combatir esta enfermedad requiere un enfoque integral que combine educación, cambios en el estilo de vida y acceso a la atención médica. La OMS recomienda medidas como mantener un peso saludable, realizar al menos 150 minutos de actividad física semanal y adoptar una dieta rica en frutas, verduras y granos integrales.
En Estados Unidos, los CDC han impulsado programas como el National Diabetes Prevention Program (NDPP), que ofrece entrenamiento personalizado para reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Desde su lanzamiento, este programa ha alcanzado a más de 1.5 millones de personas, con resultados que muestran una reducción del 58% en la incidencia de diabetes entre participantes.
A nivel global, gobiernos como el de México han implementado impuestos a bebidas azucaradas, logrando una reducción del 7.6% en su consumo entre 2014 y 2024, según el Instituto Nacional de Salud Pública. En un mensaje en X, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, destacó la importancia de políticas públicas para frenar la epidemia de diabetes, subrayando que “la prevención es más barata que el tratamiento”. Además, campañas de detección temprana están siendo promovidas en países como India y Sudáfrica, donde la prevalencia de diabetes ha crecido un 20% en la última década.
Desafíos y avances en el tratamiento
El tratamiento de esta enfermedad ha avanzado significativamente, pero aún enfrenta desafíos. Para la diabetes tipo 1, los pacientes dependen de inyecciones de insulina o bombas de insulina, mientras que para la tipo 2, medicamentos como la metformina y cambios en el estilo de vida son fundamentales.
En 2025, nuevas tecnologías como los monitores continuos de glucosa y los sistemas de páncreas artificial han mejorado el control de la enfermedad, especialmente para jóvenes con diabetes tipo 1. La Food and Drug Administration (FDA) aprobó recientemente un nuevo medicamento oral para la diabetes tipo 2 que promete mejorar el control glucémico con menos efectos secundarios.
Sin embargo, el acceso a estos tratamientos sigue siendo desigual. En países de bajos ingresos, el costo de la insulina puede consumir hasta el 50% del ingreso familiar, según la OMS. En EE. UU., el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) ha trabajado para reducir los costos de la insulina, logrando que el precio promedio por vial baje de $300 a $35 para beneficiarios de Medicare en 2024. A pesar de estos avances, la ADA señala que el diagnóstico tardío y la falta de educación siguen siendo barreras importantes, especialmente en comunidades rurales.
La diabetes mellitus sigue siendo un desafío global, pero los esfuerzos conjuntos de gobiernos, organizaciones de salud y comunidades están marcando una diferencia. A medida que se intensifican las campañas de prevención y se mejora el acceso a tratamientos, la lucha contra esta enfermedad silenciosa continúa, buscando reducir su impacto en millones de vidas.