Sebastião Salgado, uno de los fotógrafos más influyentes de Brasil y el mundo, falleció este viernes 23 de mayo de 2025 a los 81 años en París, donde residía desde hace décadas. La noticia fue confirmada por el Instituto Terra, organización que fundó junto a su esposa Lélia Wanick Salgado, destacando su impacto como artista y activista ambiental.
Nacido en Aimorés, Minas Gerais, en 1944, Salgado dejó un legado imborrable con su trabajo en blanco y negro, que retrató la humanidad en sus momentos más crudos y hermosos. Su muerte, atribuida a complicaciones de una leucemia derivada de una malária contraída en 2010 en Indonesia, marca el fin de una carrera que abarcó más de 50 años y más de 120 países. El Ministerio de Cultura de Brasil lamentó la pérdida, subrayando su contribución a la fotografía documental y la defensa del medio ambiente.
Conocido por series como «Trabajadores», «Êxodos» y «Génesis», Salgado documentó la vida de mineros, refugiados, indígenas y paisajes vírgenes, capturando la esencia de la condición humana y la naturaleza. Antes de dedicarse a la fotografía, estudió economía, obteniendo un máster en la Universidad de São Paulo y un doctorado en París, donde comenzó su transición al arte tras usar una cámara Leica en viajes de trabajo por África.
Su ingreso a la agencia Magnum en 1979 y la creación de Amazonas Images en 1994 consolidaron su prestigio. El Instituto Terra, establecido en 1998, reflorestó más de 710 hectáreas en Minas Gerais, restaurando 297 especies de árboles y sirviendo como modelo de conservación, un esfuerzo que la Secretaría de Medio Ambiente de Brasil ha elogiado como un referente nacional.
Explorando el trabajo de Sebastião Salgado
El legado de Sebastião Salgado trasciende la fotografía, dejando una huella en la conciencia global sobre temas sociales y ambientales. Su serie «Serra Pelada» (1986), que inmortalizó a miles de mineros en una mina de oro en el Pará, se convirtió en un ícono del fotojornalismo, mostrando la escala y la dureza del trabajo manual.

«Êxodos» (2000) retrató durante seis años a poblaciones desplazadas por guerras y desastres, mientras que «Génesis» (2013) celebró la belleza intacta de la Tierra, desde la Antártida hasta la Amazonía. Estas obras, publicadas en libros y exhibidas en ciudades como París, Londres y São Paulo, le valieron numerosos premios, incluyendo el Príncipe de Asturias de las Artes en 1998. Su enfoque en blanco y negro, combinado con una narrativa profunda, lo distinguió como un maestro visual.
Su compromiso ambiental se reflejó en el Instituto Terra, donde él y Lélia transformaron una hacienda familiar devastada en un oasis ecológico. El proyecto no solo plantó millones de árboles, sino que también implementó programas educativos sobre sostenibilidad, impactando a comunidades locales. Salgado, que vivía con su esposa y sus hijos Juliano y Rodrigo, dejó un archivo de más de 5,000 imágenes que continúan inspirando a nuevas generaciones de fotógrafos y activistas.
El legado de Sebastião Salgado
El impacto global del legado de Sebastião Salgado se siente en la fotografía, el activismo y la conservación. Su exposición «Amazônia», con 194 fotografías tomadas durante siete años en la selva brasileña, resaltó la riqueza cultural e indígena de la región, atrayendo la atención internacional sobre la deforestación. La Academia de Bellas Artes de Francia, donde fue miembro desde 2016, lo describió como un «testigo excepcional de la condición humana». Su hijo Juliano, junto a Wim Wenders, dirigió «O Sal da Terra» (2014), un documental nominado al Oscar que amplificó su mensaje. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil destacó su rol como embajador cultural, especialmente tras su trabajo con la UNESCO.
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La muerte de Salgado ha generado reacciones en redes sociales, donde fans y artistas celebran su vida. Planeaba asistir a una exposición de su hijo Rodrigo, con síndrome de Down, en Reims este sábado, pero su salud lo impidió. Su archivo fotográfico, gestionado por Amazonas Images, seguirá disponible, y el Instituto Terra continuará su misión. Con más de 150 millones de discos vendidos y un legado que mezcla arte y acción, el fotógrafo deja un vacío que su obra perpetuará.